L a necesidad de la reforma de la plaza de Armas es una urgencia en Ferrol que apenas se puede discutir. Se trata de un espacio central, deteriorado y que ha de completar el hilo entre Amboage y la plaza de España. Sirva el ejemplo de esta última, la plaza de España, para que no se repitan errores del pasado. Casi es mejor ni mentarlos para no tiritar. Pero un paseo calmado pasando por esos tres recintos deja ver, a las claras, que la situación de Armas cruje por todas las esquinas. ¿Bonita? Poco. ¿Funcional? Menos. ¿Cómo ha de hacerse? Para eso están los especialistas y los que gobiernan. La edila de Urbanismo, María Fernández Lemos, tiene claro que hay que avanzar en ese proyecto. Y sabe que tiene que buscar el máximo consenso posible, aunque le sea muy complejo encontrarlo. En todo caso, se ha puesto a ello. Que no es poco tal y como está el patio. Pero cuidado. Que una cosa es reformar la plaza de Armas y otra entrar a saco con las peatonalizaciones. Cierto que todas las experiencias en otras ciudades se han iniciado con polémica, casi siempre, para luego saldarse con éxito. Pero cierto, también, que un proyecto tan ambicioso necesita, como se ha dicho, de una gran dosis de consenso. Con los vecinos, con los comerciantes, con los hosteleros... Y con todos los grupos políticos que, al final, son los que representan a la ciudadanía. La mejora de Armas requiere un trabajo conjunto. Y sano. En Ferrol eso se estila poco. Pese a ser imprescindible. Pena que cada cual ande a lo suyo.