Pepín Rioseco bate la plusmarca de mayores de 75 años en 800 metros
20 jun 2016 . Actualizado a las 12:29 h.Aficionado al deporte, estudioso, médico, nadador y atleta, el ferrolano Pepín Rioseco firmó el sábado la proeza más asombrosa de su vida. Con 75 años cumplidos, completó los 800 metros lisos del Gallego de veteranos de Vilagarcía en 2.30.59. Un hachazo espectacular al cronómetro, no ya para un atleta de su edad, sino siquiera para un deportista aficionado. Un tiempo que le valió el récord del mundo para mayores de 75. «Mi verdadero logro es disfrutar del deporte y hacer ejercicio todos los días. Eso es lo más importante», explica Rioseco, que pasa las mañanas entre el gimnasio, la piscina y el pinar de Doniños-San Xurxo, paraíso de los corredores ferrolanos.
Rioseco, que cumplió los 75 años el pasado 30 de abril, sostuvo un ritmo medio de 19,2 kilómetros por hora en la prueba celebrada en Vilagarcía. Una cadencia que cualquiera puede intentar sostener en la cinta del gimnasio para comprobar su dificultad. El atleta del Egovarros de Viveiro rebajó en cuatro segundos la anterior plusmarca mundial de los 800 metros para mayores de 75, que ostentaba el australiano David Carr con 2.34.30. Otro dato que habla del mérito del atleta ferrolano es el registro que valió el oro de su categoría el último Mundial de Lyon, 2.36.
Consciente de su teórica superioridad en el Campeonato Gallego de su categoría, Rioseco se tomó la prueba de Vilagarcía como un examen contra sí mismo. Comenzó lanzado, con 1.11 al paso por el 400, que ya anunciaba algo grande en el ecuador de la prueba. «Salí como una centella y tuve un buen paso por meta. Pero en la contrarrecta sopló algo el viento en contra, se notó algo a la altura de los 500 y 600 metros. Parece mentira, pero no me pareció tan difícil como podía pensar. Aunque no quiero que se me malinterprete. Estoy muy satisfecho de poder mantener esta forma de vida extraordinaria a través del deporte», razona Rioseco. En el Gallego de veteranos se había marcado el desafío de batir el récord de España de la distancia o, si todo iba rodado, el europeo. Pero corrió tanto que destrozó el mundial.
De los 400 al 5.000
Al margen de la moda actual por las pruebas en ruta, Rioseco disfruta de la pista. Sobre el tartán cuida sus articulaciones y afronta diferentes distancias. «Me gusta correr, lo que sea. Pero es cierto que, sobre todo, me encantan las pruebas que van desde los 400 a los cinco kilómetros: el 800, la milla, el 1.500...». Por eso ha ido batiendo plusmarcas como consecuencia de una dedicación pasional al atletismo. Tiene más de media docena de récords gallegos de veteranos, ostenta el de España de 800 metros para mayores de 70 y ahora tanto el de 5.000 (20.40) como el de 800 para mayores de 75.
Algunas marcas supusieron auténticos hachazos a los anteriores. Su marca de este año de 20 minutos y 40 segundos en el 5.000 rebajó en 38 segundos la marca que había fijado uno de sus referentes y amigos, el mítico Manolo Rosales, ahora de 81 años.
La temporada de Rioseco se encuentra en su pico de forma. El próximo fin de semana afrontará el Campeonato de España de veteranos en Elche. Pero ahí apunta al oro, no al cronómetro. Disputará las pruebas de 5.000 y 800. «Tocará hacer carreras tácticas porque voy a intentar ganar y no tendrá nada que ver con el récord de Vilagarcía», razona. Después, le espera el Gallego de cinco kilómetros en ruta.
Rioseco lleva toda una vida vinculado al deporte. Fue fundador del Natación Ferrol, impulsó el Club de Campo de Ferrol y es padre de una familia que incluye varios grandes atletas, como su hijo José, exentrenador de los campeones del Mundo de triatlón Javier Gómez Noya e Iván Raña, o Esteban, becado en los 90 en la Universidad de Clemson, en Estados Unidos, por sus cualidades de fondista.
«Un valor enorme»
«A veces nos ciega el brillo de grandes estrellas como Bolt y nos olvidamos de este tipo de hazañas como la de Rioseco a los 75 años», reflexiona Isidoro Hornillos, presidente de la Federación Gallega de Atletismo y candidato a máximo responsable de la española. «Son logros que no se pueden comparar, pero todos tienen un valor enorme», añade el atleta, olímpico en los Juegos de Moscú 80.