Faros en busca de una segunda vida mientras resisten los últimos torreros

ANA F. CUBA FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Estaca de Bares es la instalación con más posibilidades para uso hotelero, seguido de Prior, con una sala que brinda a colectivos

21 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mercedes Aranceta, en Prioriño Chico (Ferrol); Miguel García, en Punta Candieira (Cedeira); y Eugenio Linares, en Estaca de Bares (Mañón), forman parte del escuálido cuerpo de técnicos mecánicos de señales marítimas, los antiguos fareros, condenado a la extinción. Mientras los últimos torreros resisten, repartiéndose la supervisión de las instalaciones desplegadas por la costa de Ortegal y Ferrolterra, Puertos del Estado busca empresarios dispuestos a darle una segunda vida a estos edificios, situados al pie del mar, el lugares de extraordinaria belleza, pero expuestos a las inclemencias del tiempo.

Ignacio Fernández, responsable de sistemas de ayuda a la navegación de la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao, comenta que ha habido firmas interesadas en el faro de Estaca de Bares, «que daría para un hotel de 20 habitaciones, o incluso más», pero la elevada inversión ha frenado cualquier iniciativa, al menos de momento. Las cuatro viviendas con que cuenta esta edificación «permitirían montar una cafetería y un restaurante, además del alojamiento, con la distribución conveniente», sostiene. Y si el hotel de naturaleza del Semáforo de Bares «funciona todo el año», por qué no habría de hacerlo el faro. Pero en este caso, el coste de la intervención representa un enorme obstáculo.

En Prior, con dos viviendas deshabitadas desde 1993, de momento no se ha interesado nadie por la eventual apertura de un negocio turístico (para lo que se podría disponer del conjunto del inmueble, excepto la sala de máquinas, reservada para el faro). Una de las casas fue rehabilitada en 2004, adecuando una espaciosa sala de reuniones, que el Puerto brinda «a cualquier colectivo o entidad de interés general, sin ánimo de lucro, para la celebración de conferencias, convenciones, encuentros, etcétera». Basta con pedir autorización previa, apunta Fernández.

Sin sistema de calefacción, con agua de manantial, un acceso sinuoso en pendiente y vientos de 100 kilómetros por hora, relativamente frecuentes, como indica el torrero, Punta Candieira «no parece el mejor lugar» para un alojamiento o un local hostelero, «salvo que aparezca un excéntrico con dinero y venda precisamente eso como aliciente» para quedarse en este bellísimo lugar, apunta con empresario del sector de la zona. En cualquier caso, a Miguel García le quedan aún varios años para el retiro, los mismos que a Mercedes Aranceta, que soportó la virulencia del Klaus en la única vivienda del faro de Prioriño Chico. En Ortegal solo hay una torre, como A Frouxeira, y miles de visitantes al año.