El buque silencioso y discreto que todo lo ve

FERROL CIUDAD

Las casi 70 personas de la dotación del submarino conviven hasta 45 días en 67 metros de eslora

09 abr 2016 . Actualizado a las 12:58 h.

El Mistral es discreto y silencioso, pequeño en tamaño para una dotación de casi 70 personas y habilidosamente aprovechado para que en sus entrañas convivan oficiales, suboficiales, marineros, máquinas, víveres y dos periscopios. El submarino S-73 llegó a Ferrol el pasado jueves, procedente de Marín, y en la urbe naval permanecerá hasta hoy, cuando podrá rumbo hacia Rota para realizar una serie de ejercicios en el Atlántico.

En el muelle del Arsenal, amarrado en superficie, todos tienen ojos para el Mistral. «Hacía como ocho años que no venía un submarino a Ferrol», explican desde la dotación. Alumnos de las escuelas navales Antonio de Escaño y de A Graña visitaban ayer por turnos -el espacio dentro del submarino es muy reducido- las entrañas del buque y e incluso se hicieron un selfie en la cubierta.

El Mistral se desplaza siempre en inmersión; bajo el agua puede llegar a permanecer hasta un máximo de 45 días, saliendo solo a la superficie el periscopio para hacer avistamientos. Aunque lo habitual es que el Mistral vaya a puerto cada tres semanas. «La discreción es el gran arma que tiene el submarino, puede hacer lo mismo que un barco en superficie, pero sin que nadie sepa que estás ahí», explica Alberto Pestaña, teniente de navío del submarino, que explica que se puede llegar a detectar un buque de guerra a más de veinte kilómetros.

En el interior del Mistral no hay ni un solo metro cuadrado desaprovechado. La organización es clave para que la dotación pueda convivir en la gran barriga de acero, en la que solo hay un minúsculo baño y dos aseos para casi 70 personas. «Te duchas una vez cada tres días», explica Pestaña. Y no solo por problemas logísticos, sino porque este quehacer diario obliga a convertir agua del mar en agua dulce, «y eso supone hacer ruido, y hay momentos en los que no interesa, este es un barco que tiene que ser discreto».

Dos esclusas

La distribución del submarino se divide en tres partes, todas ellas unidas por puertas estancas, de forma que si hay un accidente y se filtra agua, la dotación se pueda refugiar en proa o popa, donde hay dos puertas esclusas por los que podrían ser evacuados, bien a través de otro minisubmarino o mediante trajes de buceo.

En la popa del barco se encuentran las máquinas; la zona central está destinada a la habitabilidad, con la cocina, los dos baños, la ducha, el camarote de oficiales y suboficiales y el del comandante. También se localiza la cámara de mando y control. En la proa, finalmente, está la cámara de armas y el resto de camas de la dotación.

Actualmente el Mistral lleva cinco torpedos, de 1.500 kilos cada uno y seis metros y medio de ancho, lo que permite que encima de estos se sitúen las camas de marinería. Pero si se incrementa el número de torpedos, se reducen las zonas de dormir, por lo que se utiliza lo que se denomina las camas calientes, que quiere decir que mientras un marinero está de guardia, el otro duerme y viceversa. «La vida en un submarino es sacrificada, más que en un barco en superficie, pero tiene también unas características que lo hacen único, y que hacen que te enganche», señala el teniente de navío.