Buen momento para no sestear

Andrés Vellón Graña
Andrés Vellón CRÓNICA CIUDADANA

FERROL CIUDAD

16 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Navantia está a punto de poner una pica en Arabia Saudí. Una pica muy importante. A falta de saber con exactitud el reparto de la fabricación de cinco corbetas entre Ferrol y Cádiz, este pedido supondrá darle aire al naval público en la comarca. Con todas las derivadas que eso tiene. Desde las auxiliares al pequeño comercio. Que todo es una cadena. Porque si los astilleros van mal, Ferrol va mal. Y si van bien, Ferrol va bien. Así, sin más. Y falta lo que decida Australia sobre sus dos buques logísticos... El panorama puede dar un vuelco en positivo en el medio plazo muy importante. Son buenas noticias. Por fin. Por mucho que, por increíble que parezca, unos cuantos se empeñen en decir que, también esto, es negativo. Por una cosa o por otra. Es la cara esquizoide de un Ferrol en el que algunos -solo algunos- piden carga de trabajo para las plantas de la ría y, cuando se atisba, se molestan y le ponen pegas.

Ese medio plazo en el que naval volverá a respirar si no se tuerce nada debe ser, además, momento para enmendar fallos pasados y no volver a repetir los mismos errores. No vaya a ser que llegue una época de bonanza otra vez de la mano de los astilleros -la construcción naval, como casi todo, es cíclica- y nos quedemos sesteando cómodamente en ella hasta que las vacas flacas vuelvan a cornear.

Lo primero, no echar las campanas al vuelo. Lo segundo, empezar a trabajar ya para que llegue la diversificación industrial. Pero bien hecha. Que el futuro de Ferrol tenga más puertas abiertas que las que ofrece el naval, para crecer social y económicamente y tener las balanzas más compensadas.

Ferrol es una ciudad castigada. Cierto. Pero Ferrol es también una ciudad obligada, en muchos aspectos, a dejar de mirarse el ombligo y reinventarse en otros terrenos. Porque vivir de nostalgias y con el ojo en el retrovisor no vale de nada, por mucho que, como ya se ha dicho, algunos se empeñen en ello.

¿Y cómo andan los inquilinos de la Consistorial? Pues siguen a recados. Igual es que no se reúnen... El caso es que el alcalde, Jorge Suárez, recogió el guante de Sestayo -enviado a través de sus portavoces- y, fiel a su estilo, al mismo tiempo que quitaba hierro al asunto dejaba claro que no se va a callar, como pretende el PSOE. Lo cual era de esperar. Claro que Suárez debería haber intuido desde un principio que algo de esto iba a pasar. ¿Se pactó para gobernar o se pactó solo para desalojar al PP? Eso es lo que todavía no se ha aclarado.