Rebelión contra los cascotes

Beatriz García Couce
Beatriz Couce EN LA GRADA

FERROL CIUDAD

31 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es el mediodía de un domingo cualquiera del último otoño -solecito fuera y temperaturas suaves- y en la plaza Vella de Ferrol Vello suenan la música blues de un grupo que arranca continuos aplausos de los asistentes. Un pequeño grupo de niños juega pintando con tizas en el suelo mientras sus padres conversan en pandillas y disfrutan de las canciones. Todos, niños y mayores, se abstraen del entorno, de la decadencia que asola no solo este céntrico espacio, sino el barrio entero. Es la rebelión de la normalidad contra la ruina. A escasos metros de la plaza, en la calle San Francisco, han ido abriendo en los últimos años distintos negocios de hostelería que no solo se han hecho un hueco en la oferta de ocio de la ciudad, sino que empiezan a distinguirse también en el entramado gastronómico de Galicia.

Es el milagro de la apuesta ciudadana y empresarial por un barrio que no solo está degradado. Está abandonado, comido por la ruina, el deterioro de sus inmuebles y la dejadez de las administraciones. Un escaparate, una puerta de entrada a la ciudad que, en vez de ser la más mimada, recibe a los visitantes -también a los cruceristas- con edificios que son más propios de la huella de la guerra de Kosovo en los 90 que de una ciudad gallega del siglo XXI.

Es indiscutible que la seguridad debe de primar sobre todas las cosas, pero hace mucha falta no solo una rehabilitación integral en el barrio -más fácil ahora con el recién aprobado plan especial- sino también una reparación a fondo del trato a los vecinos, que han soportado el abandono sin apenas rechistar.