Pongamos que todos los vecinos censados en Ferrol, pero sin que faltase ninguno, fletan autobuses para desplazarse en masa al Santiago Bernabéu. Es un suponer, claro. Pues resulta que llegarían 69.452 personas para 81.044 asientos. Lo que, en términos futbolísticos se conoce como algo más de media entrada. Mucho hueco libre quedaría. Mucho.
En el caso de Ferroliño, la palabrería política queda cada vez más diluida ante la cruda realidad. La que impone como una bofetada el INE y sitúa a Ferrol como una urbe mediana y tirando ya a pequeña.
Todos los partidos, todos, tienen sus propuestas para una recuperación demográfica que prometen y prometen como si se pudiese hacer de un año para otro. La realidad es bien distinta. ¿Cuándo tiene peso demográfico un territorio? Cuando se fija población. Cuando la que ya vive en ese lugar no se marcha a otro. Cuando las cifras de natalidad equilibran las de mortalidad. Cuando llega gente de otros lugares para colocar su residencia en ese punto y, posiblemente, acabar por censarse... No hay que devanarse los sesos. ¿Qué tiene que darse para que eso suceda? Que haya empleo. Punto. Si a eso se le agregan facilidades para comprar vivienda, alquilar, rehabilitar... Si se le suman buenos servicios, comodidad, habitabilidad, entonces ya la cosa es de diez. Pero todo pasa por el empleo. Por los puestos de trabajo. La gente se gana la vida. La propia frase lo dice. Y se la gana donde puede. Y en estos lares resulta muy difícil hacerlo.
Luego están las políticas para fomentar el blablaba, el nosequé, el tal y el Pascual... Frases hechas de guion político que no dejan de ser eso, frases hechas. Solo cuando en Ferrol y su área de influencia haya puestos de trabajo se podrá cambiar la tendencia demográfica. Y no hay más.
La alerta de la sangría poblacional no es, para nada, nueva. Y lejos de frenarse, se acentúa. Por lo tanto, suspenso rotundo a todos los que prometieron darle un giro y han fracasado de forma estrepitosa.
Y hoy, como si tal cosa, ya estamos en jornada de reflexión tras una campaña que ha dejado Ferrol completamente al margen. A menos población, menos votos... Echen sus cuentas, piensen mal, y acertarán.
Las urnas dirán mañana lo que tengan que decir. Pero en la previa hay nervios para todos. El PP no sabe si gobernará. El PSOE cruza los dedos para no volver a batir su récord de caída libre. Las diferentes denominaciones de Podemos y Mareas saben que no llegan la cita en su mejor momento. El BNG quiere saber cuánta vida le queda, aunque sea con respiración asistida y Ciudadanos será, casi seguro, la llave. Diga usted que de Ciudadanos en Ferrol se sabe muy poca cosa. Así que...