Los custodios

José Varela FAÍSCAS

FERROL CIUDAD

13 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Fuman los ángeles de la guarda en ese ratito hurtado a su infatigable misión protectora? El ministro del Interior le ha puesto de nombre Marcelo al que le han asignado desde el paraíso (¿no es una redundancia bautizar a un ángel?), pero no aclara este extremo del tabaco. Sí sabe con certeza que le ayuda a aparcar, que no es poca cosa tal como anda el tráfico en Madrid o Barcelona que es donde se supone que conduce Jorge Fernández Díaz. Con el auxilio de espíritus celestes como Marcelo para qué queremos sensores en las defensas de los coches; y ya puestos, para qué autoescuelas. Pero tenemos el asunto de la fumeta seráfica. Tal vez quienes hemos abandonado el hábito de humear, siempre con gran dolor de corazón y lúbricos recuerdos recurrentes, se lo debemos a nuestros correspondientes custodios, que, en beneficio de nuestra salud han optado por cargar ellos con esa pegajosa cruz nicotínica.

Los ateos, o antiteos (no creo que exista Dios, pero si existiese estaría en su contra) que diría el ácido Rafael Reig, no llegan a intimar con el serafín de guardia que les tocó en el reparto y así pasa lo que pasa. Al alcalde de Ferrol y a su concejal de Cultura los cazaron pitillo en mano dentro del consistorio. Craso error, por incrédulos y materialistas dialécticos, por no llevarse bien con sus respectivos ángeles de la guarda. Eso no le pasaría jamás al ministro de la porra: Marcelo tomaría la colilla y asumiría él personalmente la responsabilidad haciendo aros y echando el humo por la nariz después de salmodiar «el hombre que sabe fumar echa el humo después de hablar». Y la parroquia, tan contenta.