No hay como una mirada externa para reconocernos. Los ferrolanos somos, quizás, los ciudadanos del mundo que peor hablamos de nuestro propio hábitat. Y los que peor reaccionamos cuando quien nos destapa las vergüenzas son los de fuera. María Ramos, una barcelonesa que tiene bastante de ferrolana, es además una experta en geografía urbana y humana que habla de la ciudad con claridad y con ese justo punto de distancia que tan bien nos viene. Ferrol tiene que aprender a quererse, afirma.
¿Es Ferrol es un buen sitio para vivir? Planteada la cuestión a los lectores de la versión digital de La Voz de Galicia, más del 65% respondió afirmativamente. Una urbe de un tamaño muy a la medida de las personas, servicios al alcance, un patrimonio singular, un entorno envidiable. Son algunas de las razones que apuntan los internautas que participan en el debate. Pero también hay quien aporta la visión menos complaciente: «Buena para vivir, horrorosa para ganarse la vida», escribe un lector.
Y es que la falta de oportunidades no solo influye en la percepción, sino que convierte en inviable un proyecto de futuro para personas que desearían vivir en una ciudad como Ferrol. Por eso es muy interesante la reflexión que hace María Ramos: el problema económico es el primero que debe abordarse, pero además hay que aprender a quererse y cuidarse. Esa es la tarea colectiva en la que la ciudad lleva mucho tiempo atascada. Hay acciones individuales importantes -como dejar el coche en casa-, pero las condiciones tiene que propiciarlas la Administración.