«Beethoven era un rockero total»

Bea Abelairas
Bea Abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Tony Torres tiene La Doom, en la calle Sartaña, un bar para moteros como él: «En moto encuentras paz; la banda sonora es el silencio».
Tony Torres tiene La Doom, en la calle Sartaña, un bar para moteros como él: «En moto encuentras paz; la banda sonora es el silencio». á. Manso< / span>

Guitarrista y compositor con alma de Caranza: «En música nunca avanzas»

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tony Torres es guitarrista, compositor de largo y reconocido recorrido, pero él siente que cada día es el primero: «En la música me queda todo por hacer, porque nunca avanzas, nunca terminas». Se levanta todos los días con un disco diferente, muchas jornadas con uno de su admirado Ludwig van Beethoven, que también reescribía sus obras una y otra vez. «Beethoven fue un rockero total, es casi un tópico decirlo, pero es así». Y lo dice un músico que acaba de estrenar con mucho éxito una composición para niños en el Museo del Prado de Madrid, Guela, Guela.

Tony siempre tiene muchas metas, nuevas canciones, nuevos grupos (Five Strings Band, Los Gallagher...), toda una vida dirigida por la música, desde que era un niño. «Me fui a Caranza cuando era un monte con cuatro cabras y allí la droga se llevó por delante a muchos de mis amigos, pero a mí me salvó la música. Estaba mucho en la calle, pero nunca fumé, ni tampoco soy un gran bebedor».

Hace poco se encontró al profesor que tuvo en sexto de EGB y le confirmó lo que siempre sospechó: «Nací para tocar, me contaba este maestro que pidió la típica redacción a los niños sobre lo que queríamos ser de mayores y lo escribí bien claro: yo, músico». A esa edad se hacía con los pequeños discos Osborne de su hermano mayor y recrearse con Led Zeppelin, Deep Purple... Un poco más tarde llegó Barón Rojo a la banda sonora de una infancia dura: «En Caranza tenías que aferrarte a algo». Y él ya nunca soltó su guitarra. Aunque a esta novia le salió una dura competidora: la moto. No es de Harley Davidson; sino de la casa inglesa Triumph, aunque sueña con completar la Ruta 66. Volar en dos ruedas es su terapia: «Encuentras la paz; la banda sonora es el silencio».

Sus canciones son la suma de estos caminos y de sus grandes viajes. Especial fue el que le llevó a Nueva Orleans: «Allí me di cuenta de que menos es más, de lo bien que sonaba un blues tocado en la calle por unos señores con chapas de cerveza en los zapatos». Sin embargo, esta alma libre de Caranza lo tiene claro: «Yo no cambio Ferrol por nada».

¿Cómo me veo?

«Cuando me miro al espejo me gusta lo que veo y no lo digo por el físico. Me considero una buena persona y me gusta. Creo que soy honrado, algo que es muy importante para mí. Y soy muy amigo de mis amigos, por eso fue tan duro el accidente de B. J. al que considero como un hermano, y por eso a veces me llevo chascos, porque reclamo el mismo nivel de entrega a los demás y eso no siempre es posible»