Un hábito muy arraigado y que siempre acaba por resurgir

FERROL CIUDAD

21 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El furtivismo es, en la ría de Ferrol, un hábito muy arraigado y que siempre acaba por resurgir. Es cierto que en los últimos meses -sobre todo tras su tipificación como delito- el volumen de ilegales que se dedican a extraer almeja ha bajado, algo que se reconoce desde las propias cofradías. Pero continúa, y de forma fuerte, con otro tipo de especies, como la vieira y el percebe, por poner solo algunos ejemplos.

Ahora, el hecho de que haya trabajadores a pie de la cofradía de Ferrol que faenan en los bancos de la ría local provoca que se hayan colado entre ellos otros que lo hacen de manera irregular. No se puede determinar si esto va a producir un nuevo repunte de la actividad fuera de los marcos legales, pero sí es un fenómeno que ya preocupa en las cofradías.

El telón de fondo es que hay muchas personas que consideran todavía que ir a sacar almeja fuera de cualquier tipo de control no es algo negativo. Como ya se ha dicho, la costumbre es muy arraigada. Por otro, está el hecho de que esa treintena de permisos concedidos por la Xunta a la cofradía de Ferrol no son suficientes. Muchos furtivos han expresado, y reiteran, que se podrían dar más, lo que les permitiría regularizar su situación en caso de que consiguiesen uno. Pero, por el momento, no ha sido así. El mercado negro, por tanto, sigue en marcha.