El tesoro submarino de la ría

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

FERROL CIUDAD

Imagen submarina de los cañones encontrados en los últimos meses en la ría ferrolana.
Imagen submarina de los cañones encontrados en los últimos meses en la ría ferrolana. francisco portero< / span>

Los fondos marinos albergan restos de barcos hundidos en varios siglos

13 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El reciente hallazgo de cuatro cañones que podrían pertenecer a un buque fechado entre los siglos XVIII y XIX realizado por el buceador Marcos Antonio García Teijido en la Punta de O Segaño, a la entrada de la ría de Ferrol, amplía la leyenda de este espacio natural como cofre en el que aún hay muchos tesoros arqueológicos por descubrir. Historiadores y submarinistas han acreditado la existencia de restos de algunos buques, pero periódicamente los fondos marinos enseñan nuevos tesoros, como los cañones de hierro -tres de dos metros y medio y uno de poco más de un metro- que se acaba de encontrar el aficionado ferrolano. Junto a estos restos también hallaron un trozo de madera que podría pertenecer al forro exterior del barco, recubierto de una fina lámina de cobre o de latón, protección que solían usar los navíos transoceánicos para evitar daños en el casco.

En las aguas de la ría descansan, entre otros, restos del navío Ragazzona, un galeón que formó parte de la Armada Invencible, que llegó a finales de 1588 a A Coruña, pero por efecto de un vendaval y del deterioro que acumulaba tras meses de batalla naval, se hundió en Punta Fornelos.

Con la Armada

En los últimos años se han realizado inspecciones en los fondos marinos, la última en el 2013 por parte de historiadores gallegos en colaboración con buzos de la Armada española. Concluidas las primeras inmersiones aún sería necesaria una segunda fase para determinar con más precisión la procedencia de los restos. Pese a que los trabajos están presupuestados en unos 10.000 euros, el interés de las administraciones no ha llegado aún hasta el punto de movilizar esos recursos.

Aunque los vestigios de la Ragazzona fueron los que tuvieron la mayor proyección -incluso a nivel internacional- en los últimos años, la ría ferrolana esconde también otros pedazos de la historia, protagonizados por buques que acabaron su singladura en la urbe naval. Como es el casco del submarino alemán UG 48, que llegó a la ciudad en 1918 para efectuar una reparación y que acabó incautado en el Puerto. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial, salió a aguas de la ría a efectuar unas pruebas y se hundió y los expertos acreditan la existencia de algunas de sus piezas.

Obras alusivas a los hundimientos en aguas gallegas, como Os naufraxios da Galicia Norte, de Hixinio Puentes, también aluden al hundimiento del destructor Císcar, en 1957, y al Castillo de Coca, diez años antes, frente a la Muela de la Punta do Segaño, zona en la que se realizaron los últimos hallazgos.