El aspecto climatológico tampoco ha ayudado especialmente, con lluvias frecuentes que han obligado ha cancelar o trasladar ciertas actuaciones. Estos dos fenómenos han perjudicado a la asistencia: «Hay gente que a lo mejor tiene habitación para varios días pero que, a la mínima señal de lluvia, huye de la ciudad».
Así pues, los hosteleros ferrolanos no han apreciado esta época de festejos tanto como esperaban: «Para nosotros, estos días solían suponer un ingreso adicional. No se puede mantener un negocio dependiendo de una semana, y no es el caso, pero poder llegar a fin de mes con cierta holgura siempre es un alivio».