Los reconocimientos son importantes. Las marcas de calidad son un valor añadido. Cuántos hoteles y restaurantes ven incrementada su clientela cuando en la puerta de su local cuelgan con orgullo una enseña de este tipo. En el mundo de las playas, también existe una distinción, que entrega de forma anual la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor. Galicia es la comunidad que más banderas azules tiene, con un total de 131. Ferrol acumula este año trece. Esta asociación tiene en cuenta factores como la calidad del agua, los servicios con los que cuenta el arenal, el estado de los mismos y que haya una vigilancia adecuada.
Son reconocimientos importantes pero también costosos, que obligan a los concellos a invertir cada año un dinero importante para que en sus playas ondee una bandera azul. En los años más duros de la crisis, destinar ese presupuesto a mantener las enseñas se volvió harto complicado para unos gobiernos locales que veían como tenían que reducir drásticamente las partidas para servicios básicos. Las playas pasaron a un segundo plano.
Pocas personas pueden cuestionar que Valdoviño es uno de los concellos gallegos con mejores playas. Ha sido durante años uno de los municipios gallegos con más banderas azules. Pero el verano pasado se quedó sin las enseñas porque el Concello no pudo asumir el desembolso económico que suponía cumplir con los requisitos. Este año Valdoviño lucirá de nuevo sus cinco enseñas. Es de justicia. Aunque con bandera o sin ella, son playas sin igual.