El detenido por el ataque a su empleada niega que fuese a violarla

FERROL CIUDAD

CEDIDA

Es el portero condenado por una agresión en la puerta de una discoteca

05 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El hombre que fue detenido el pasado martes con los pantalones bajados y supuestamente a punto de violar a su empleada en el Bar Miami niega la versión policial. Lo hizo ayer ante el Juzgado de lo Penal número 1, donde declaró que nunca mantuvo una relación formal con la mujer a la que tapaba la boca en el instante en el que apareció la Policía Local de Ferrol. Un extremo que ella también confirmó, alegando que sus encuentros eran esporádicos. Ambos trataron de quitarle hierro al asunto, contradiciendo a los agentes. Y es que mantienen que el día de la detención se les indicó que eran pareja y que habían roto una semana antes. También negaron que él fuese a violarla.

Así, los protagonistas del suceso rebajaron ante el juez la gravedad que lo reviste. Dijeron que es verdad que habían discutido y que se agarraron. Que él se había puesto nervioso y que le había sujetado por un brazo y una pierna, pero que la cosa no había sido para tanto. Sin embargo, en su escrito de acusación, el Ministerio Fiscal acusa a este hombre de golpear a su empleada causándole hematomas en brazos, piernas y espalda, y pide una pena de un año de cárcel por un delito de lesiones leves sobre la mujer. Al menos, esta vez ella compareció. Porque cuando su jefe fue trasladado al Juzgado de Guardia, se negó a acudir allí para declarar. El acusado sí que lo hizo, por un presunto delito de atentado derivado de la resistencia a los agentes durante el arresto. Después se personó ante el Juzgado de Instrucción número 2 -que tiene asignados los casos de violencia de género- para responder de su imputación por un delito de lesiones sobre la mujer. Fue tras esta última comparecencia cuando el fiscal pidió la prisión provisional hasta la celebración del juicio, y lo hizo por varias razones. Una de ellas se basa en el propio indicio del delito y su autoría, dado que la policía sostiene que lo pilló con las manos en la masa. Pero también la pidió a efectos de protección de la mujer y por la tendencia del acusado a la reincidencia a la hora de cometer este tipo de delitos. Y es que este hombre ya cuenta con antecedentes en materia de violencia de género, puesto que ya fue condenado en otras dos ocasiones y quebrantó una medida cautelar.

 

En prisión provisional

Ese mismo día el juez dictó la prisión provisional para el acusado, que desde entonces solo salió ayer para acudir a la vista oral en el juzgado. Sin embargo, su pasado delictivo tiene otra huella mediática. Este hombre es Miguel L., el portero de la discoteca Velvet que resultó condenado por la agresión a un hombre de 66 años que había acudido a recoger a su hijo en marzo del 2013. Mientras le esperaba fuera, el damnificado, José Luis Rodríguez, manifestó que se dirigió a él en actitud desafiante y que le propinó varios puñetazos en la cara que le causaron policontusiones, erosiones y desgarros. Como resultado, pasó la noche en el Arquitecto Marcide. No obstante, la sentencia que le condena no es firme dado que el portero la ha recurrido. Pero el episodio que le condujo esta vez al banquillo de los acusados se originó hace pocos días. Fue en la madrugada del martes, y todo comenzó por el aviso de un vecino que alertó de que estaba escuchando gritos en un bar.

A su llegada, los agentes encontraron las luces apagadas y la verja echada, pero un testigo les insistió en que dentro ocurría algo. Entraron y, en el fondo del local, se encontraron a Miguel L. tapando la boca a su empleada, ambos con los pantalones a medio bajar. Cuando quisieron identificarle, él cogió el cuchillo con el que su víctima había intentado defenderse y amenazó a los agentes, con los que forcejeó. Ella salió corriendo despavorida y la alcanzaron dos calles más abajo.