Concepción Arenal, la conciencia solidaria del siglo XIX

FERROL CIUDAD

La humanista ferrolana combatió las desigualdades como lacra de la sociedad

31 ene 2015 . Actualizado a las 20:37 h.

«Abrid escuelas y se cerrarán cárceles». La conciencia solidaria del siglo XIX en Galicia se llamó Concepción Arenal, una humanista que rompió esquemas sociales, luchó contra las injusticias y buscó maneras de superar las desigualdades que mantenían a pobres y mujeres apartados del engranaje social.

Calles, plazas, colegios, bibliotecas y premios perpetúan hoy su nombre entre los gallegos, que poco conocen, en cambio, de la densa obra de una mujer que, desde su catolicismo, defendió la libertad religiosa,proclamó su vocación feminista y reivindicó la dignidad humana.

«Fue una reformadora social, dentro de la línea del reformismo liberal europeo. Defendía el respeto a la conciencia individual, algo muy difícil de hacer en el siglo XIX», explica María José Lacalzada Mateo, profesora del departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza, autora de La otra mitad del género humano: la panorámica vista por Concepción Arenal y una de las personas que más a fondo ha estudiado a la autora nacida en Ferrol. Para Lacalzada, los aspectos destacados de su figura fueron «el tratar de entender a los seres humanos desde dentro y darles medios para integrarse en la sociedad» y, al mismo tiempo, «tratar de ser solidaria y compartir ». «Ella defendía un tipo de organizaciones desde la sociedad civil que tienen una clara conexión con el sentido que hoy tenemos de las oenegés», indica. Su dedicación la hizo llegar al cargo de visitadora de prisiones de mujeres en 1864.

Heredera de la ilustración, Arenal analizó los problemas sociales con visión científica, en la creencia de que la educación era un elemento liberador. La formación superior, en su época, estaba vetada para las mujeres, pero eso no le impidió estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Complutense bajo un nombre falso, como oyente y vestida de hombre. No obtuvo título al final, pero se convirtió en destacada penalista por sus propuesas de reforma del Código Penal y su preocupación por la situación en las cárceles. «Defendía que, nos delitos, era necesario indemnizar á parte prexudicada e educar aos presos -explica Pilar Allegue, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Vigo y autora del prólogo de la edición de El pauperismo (Ir Indo)-. Creía que a pena para o delincuente é necesaria, pero cun límite que non exceda a súa maldade, proporcionada ao delito, para intentar corrixir e non empeorar, con carácter exemplarizante». 

Sus profundos estudios en materia sociológica y penitenciaria fueron lo más destacado de su obra, entre ellos La beneficencia, la filantropía y la caridadLa educación de la mujerCartas a un obrero, El visitador del preso y El visitador del pobre.

Una feminista «malinterpretada»

El espíritu inclasifi cable y alejado de estereotipos ha hecho que la fi gura de Concepción Arenal no haya estado exenta de polémica. «Algún movimiento trató de mantenerla dentro del catolicismo no reformado, pero ella sabía distinguir claramente entre la conciencia del ciudadano y la conciencia del creyente», afi rma María José Lacalzada. Visiones actuales de sus apreciaciones sobre la naturaleza dócil de la mujer han vertido contra ella reproches como los que hizo la escritora Marina Mayoral estudio acerca de la siguiente cita de Arenal: «La mujer que no ama y que no cree, la que no tiene ningún afecto en este mundo y alguna idea del otro, es un ser tan extraño y tan monstruoso que casi me parece ver allí algún transtorno físico, algún estado nervioso semejante a una enfermedad...». Pilar Allegue defiende, sin duda, que Concepción Arenal fue una de las primeras militantes del feminismo. «Para min foi unha muller enormemente avanzada, que reivindica a igualdade da muller con equiparación de competencias en todos os campos -explica-. Nalgúns casos foi malinterpretada polo seu compromiso como muller cristiá, pero ela entendía a benefi cencia como un dereito de xustiza social. Falaba dese cuidado que a muller da máis alá da súa obriga, pero non desde un punto de vista peiorativo, senón como un elemento engadido». Dice esta profesora de Filosofía del Derecho que la autora estaba vinculada con el feminismo norteamericano. «A ilustración situounos ás mulleres nun ámbito doméstico e ela loitou contra iso; entendía que a incorporación da muller ao traballo era un elemento integrador fundamental», afirma.

«Mi bisabuela era una persona muy austera»

Tres bisnietos perpetúan hoy la descendencia directa de Concepción Arenal, una mujer que se casó con un compañero de estudios, enviudó joven y vio morir a varios hijos a temprana edad. Uno de ellos es Fernando García del Arenal, que acude cada año al homenaje que la asociación Diálogos 90 rinde en Vigo a su antepasada con la entrega de los premios Galegas Destacadas.
-¿Qué recuerdo se perpetuó en la familia sobre su bisbuela?
-En casa era una persona muy austera. Era una mujer de al pan, pan y al vino, vino. Contaba que su juventud fue muy triste, porque, siendo la hermana mayor, tuvo una gran responsabilidad. Su padre era sargento mayor de Ferrol, lo que hoy sería capitán general. Cuando fue hecho prisionero, ella tenía que ir a visitarlo a la mazmorra con apenas
diez años. Eso la hizo ser muy introvertida y refugiarse en los libros. Fue una autodidacta.
-¿Conservan algún objeto personal suyo?
-Un costurero y una caja, que tiene su bisnieta. Se cuenta que, en sus últimos años, se dedicó a romper papeles. Hace años se donaron al Museo de Pontevedra unas obras de teatro encontradas en la casa que mi abuelo compró en Moaña en 1908.
-¿Cree que está sufi cientemente reconocida su figura?
-Fuera de Galicia no la conocen ni los universitarios. Pero sí podemos presumir de que fue mundialmente reconocida como penalista.