En estos días se cumplen ya 29 años de la tragedia vivida en la playa de Doniños que se cobró las vidas del deportista Adolfo Ros y de tres niños a los que intentaba rescatar tras haber salvado a otro antes. Los menores estaban siendo arrastrados por la corriente de un mar embravecido, en el que Ros no dudó en adentrarse con el objetivo de salvarles la vida. Media hora estuvo metido en el agua mientras se debilitaba por momentos, pero al final no pudo ser. Su acción heroica ha quedado para la posteridad tanto en la memoria de los ferrolanos como en el parque litoral de la zona de Doniños, bautizado con su nombre durante el homenaje que se le prestó a su figura en el año 2010.
Al acto acudieron el entonces regidor, Vicente Irisarri; el subdelegado del gobierno en Galicia, José Manuel Pose; Sabela Ros y Sebastián Ros, hija y padre del fallecido. Sabela incidió en que su muerte «ha valido para algo. Para salvar la vida del niño que rescató, y para que mejorase la seguridad de las playas». Aquel día los socorristas que custodiaban el arenal también recordaron a los que se encontraban allí aquella fatídica tarde participando en una ofrenda floral. Ahora un monolito recuerda a Adolfo Ros ligándolo a Doniños para siempre.
Refuerzo de la seguridad
Episodios como este pusieron de manifiesto en su momento la necesidad de organizar el servicio de vigilancia de las playas, que hace décadas se ejercía por voluntarios. Las labores de los socorristas se organizaron, ampliando cada vez más su formación para realizar rescates más laboriosos. A su vez, los concellos comenzaron a implicarse en el asunto y se creó la catalogación de las banderas azules para indicar qué playas cumplen con las mejores condiciones.