Masajes

Miguel Salas

FERROL CIUDAD

24 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Q

ueridas Mónica, Sara y Esther: Ni que decir tiene que os tengo a las tres en mi altarcito, después de que el pasado verano me librarais de una contractura horrorosa que me tuvo un mes durmiendo sentado. Todavía tengo pesadillas. Hace unos días se me agarrotó la parte alta de la espalda, y antes de que fuera a más, decidí cortarlo por lo sano. Pero como la clínica Esteiro me queda un poco lejos y no encontré quien me diera referencias, no me quedó más remedio que tirar de médico tradicional chino. La idea no me disgustaba, porque ya he probado en otras ocasiones varias de sus prácticas, y siempre con muy buenos resultados, pero después del excelente trabajo que hicisteis con mis músculos hace unos meses, me apetecía más un fisio. El médico, pequeñito, cojo y muy sonriente, me pidió que me sentara en una banqueta. Le expliqué el problema. Me palpó un poco, asintió y le dijo no sé qué a la ayudante, que se presentó con un carrito lleno de pequeños frascos de cristal. El médico tomó uno y lo puso boca abajo sobre mi espalda. Después, no sé cómo -desventajas de no tener ojos en el cogote- le sacó el aire, de modo se hizo el vacío y el frasco quedó pegado a mi piel, succionándola. Lo movió, después, arriba y abajo, entre el omóplato y la columna. Dolió, para qué engañaros. Vosotras sois más delicadas. Por fin retiró el frasco y me puso un parche caliente que olía a no sé qué hierbas. Perejil no era. Como nuevo. A la mañana siguiente no me dolía, aunque tenía la espalda como un ecce homo: la succión del frasco me había provocado varios hematomas, redondos y grandes como viejos doblones. Es cierto que la contractura era poca cosa (nada que ver con la monstruosidad del verano pasado, no creo que un frasquito hubiera podido arreglar aquello), pero el médico cojo me curó en cosa de diez minutos. Algunos amigos, en España, se ríen cuando les cuento estas cosas. Curioso: ninguno de los españoles que viven aquí y las han probado se las toma a broma. Por algo será.