El Clube do Mar, que supera ya los mil socios, actualizó sus estatutos
FERROL CIUDAD
?l Clube do Mar de Ferrol ha superado ya los mil asociados con lo que se convierte en una de las principales asociaciones de la ciudad. La cifra fue hecha pública por el presidente, Manuel Martínez Fonticoba, al término de la asamblea de la sección de pesca deportiva celebrada la noche del viernes en la Feria de Muestras. La asamblea sirvió para la elección de nueva directiva de la sección, que hasta ahora presidía Cholo Castro Antón, que ha dejado el cargo tras diez años al frente. No obstante, el club ha dejado de tener presidentes sectoriales. El único presidente es Fonticoba, si bien cada área tendrá autonomía para organizar sus actividades por medio de una comisión. Con ello, con estos cambios, el Clube do Mar adapta sus estatutos a la nueva ley de asociaciones. La directiva En la directiva de todo el club se integran coordinadores de cada una de las actividades. Actualmente funcionan secciones de pesca deportiva, buceo (pesca submarina y vídeo y fotografía subacuática), vela tradicional, vela ligera, motonáutica y, por último, cruceros. Fonticoba ha explicado que la creación de la última sección, de cruceros, es la que ha permitido que muchos propietarios de veleros grandes (yates), que actualmente amarran sus barcos en marinas de Ares, Sada o A Coruña, piensen en el regreso. Las nuevas instalaciones y puntos de atraque instalados en Ferrol y los previstos en los planes de la Autoridad Portuaria (segunda fase de Curuxeiras y ensenada de Caranza) hacen pensar en que podrán tener sus barcos en la ría. El Clube do Mar de Ferrol, en poco más de diez años, ha pasado de ser una pequeña asociación de propietarios de botes que gestionaban el uso de los pantalanes de Curuxeiras, a una gran entidad con media docena de secciones. También han sido adaptados los estatutos en materia de tesorería. «Habrá sólo una caja única», dice Fonticoba. Porque, en los últimos meses, había cierta resistencia a unificar la contabilidad. La caja de la explotación de los pantalanes es muy rentable y, de ahí, la oposición surgida a estos cambios.