Balmis y la vacuna contra la viruela

La Voz

FERROL CIUDAD

El próximo año se cumplen dos siglos de la salida de la expedición del puerto coruñés Una de las enfermedades que mayores estragos causó en las posesiones españolas de América a finales del siglo XVIII fue la viruela. Alarmado el rey Carlos IV de las noticias que le llegaban, que incluso habían afectado a miembros de su familia, encargó, en 1803, al médico levantino Francisco Javier Balmis la dirección de una expedición con carácter filantrópico a tales países. El profesor se trasladó a A Coruña para prepararla, que salió en la corbeta «María Pita», de la Marina Real, el 30 de noviembre del mismo año.

07 jul 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

La corbeta, que estaba al mando del teniente de fragata Pedro del Barco, tenía 250 toneladas de desplazamiento y junto a su tripulación destacaba la presencia de diez profesionales, elegidos por Balmis y 22 niños de padres desconocidos, reclutados en la Inclusa coruñesa, cuya directora Isabel Gómez Santalla también les acompañó. Hay que tener en cuenta que en aquellos tiempos el virus de las vacunas no se conservaba dentro de una ampolla, sino que la transmisión se hacía directamente de brazo a brazo, perdiendo su eficacia a los pocos días, de ahí que Balmis idease transmitir el virus de brazo a brazo en niños sanos y de esta forma poderla llevar a otros países. Fue en mayo de 1796 cuando el médico inglés Edward Jenner había ensayado su vacuna contra la viruela, que demostró ser efectiva, llegando a España a finales de 1800. Sería administrada por primera vez a cuatro niños en Barcelona, trabajo que efectuó el doctor Francisco Piguillén, médico de Puigcerdá (Gerona). Según el doctor Nieto Antúnez, en un interesante artículo publicado en la revista del Instituto José Cornide de Estudios coruñeses, el médico español que más se había distinguido en las primeras investigaciones para aplicar una vacuna contra la viruela fue Timote O¿Scanlan, protomédico del Departamento Marítimo de Ferrol, que había hecho sus primeras inoculaciones en 1770. En Galicia, el difusor de la vacuna probada por Edward Jenner fue el médico coruñés Antonio Pose, quien realizó la primera inoculación a su propia nieta y a un niño el 16 de agosto de 1801, administrándola a partir de entonces y hasta su muerte, en 1809, con carácter gratuito a los coruñeses. El 30 de noviembre de 1803, la expedición levó anclas del puerto coruñés arribando a San Juan de Puerto Rico. Los niños eran vacunados de dos en dos cada semana con la linfa obtenida de los inoculados la semana anterior y ya en tierra se iba vacunando a los nativos de los países donde tocaban, con la linfa de los niños de la Inclusa coruñesa.