Panadería El Cruce, en Maniños, ya roza los cien años: «No tiramos de precocinados, que sería lo fácil»

c. lópez. a.v. FERROL / LA VOZ

FENE

Panadería El Cruce en Maniños
Panadería El Cruce en Maniños CESAR TOIMIL

Este negocio fenés cumplirá un siglo en marzo de 2025 en manos de una saga familiar

08 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 10 de marzo de 2025 se cumplirán cien años desde que Juan Rivera comenzaba su negocio haciendo pan para los vecinos de la parroquia de Maniños (Fene). Dos traspasos generacionales y una reubicación después, el primer siglo de la Panadería El Cruce está a la vuelta de la esquina. Isabel Rivera —también conocida como Pica— es una de los tres hermanos que actualmente llevan el establecimiento y comenta que, si bien todavía no han empezado a planearlo, este señalado aniversario no puede pasarse por alto. «Supongo que invitaremos a la gente, pondremos unos globos... Lo que está claro es que algo haremos. No hay muchas panaderías que cumplan tantos años en manos de la misma familia», añade la copropietaria de El Cruce.

Pica, junto con su hermana María, atienden detrás del mostrador desde hace más de veinte años. Mientras, su hermano Lorenzo, acompañado por otros cuatro panaderos, se levanta cada día a las 2.30 para poner en marcha el horno de El Cruce y hacer justicia a sus afamadas elaboraciones.

Entre los buques insignia de la panadería se encuentran las bizcochadas, las bollas de huevo, de nata y de masa de pan o las empanadas. Pica resalta que, en los últimos años, han ampliado la oferta de repostería, aunque los clásicos siguen triunfando, especialmente en la época estival. «La gente come cada vez menos pan, pero sí que hay mucha demanda de dulces […]. Hasta el 20 de agosto o así estamos trabajando a tope, se nota mucho la llegada de gente de fuera», afirma Pica.

Tras casi cien años, la atención y el cuidado por las elaboraciones caseras siguen siendo una prioridad para este local fenés. «Aquí se sigue la tradición establecida por mi padre, que a su vez siguió la de mi abuelo. Lógicamente mi hermano —Lorenzo Rivera— le da su toque, pero conservamos el legado y no tiramos de precocinados ni de conservantes, que sería lo más fácil», declara Pica. Usar únicamente ingredientes del día o continuar rompiendo los huevos a mano, todo ello cuenta para mantener la calidad. Desde El Cruce tienen claro que «la mayor alegría es que la gente valore en positivo el producto, cuando dicen que no hay nada que se le parezca».

Llevar las riendas de un negocio tan longevo nunca es fácil, Pica asegura que «es cansado ver cómo hay gente que se enfada o no entiende las ocasiones en que no les podemos atender». Pero la hostelera concluye que las satisfacciones «pesan más en la balanza». Desde El Cruce planean continuar con sus servicios por más años, «hasta llegar a la jubilación más digna», comenta Pica entre risas. Aunque vaticinan que «esto acabará aquí» ante otro improbable relevo generacional.