Bruno Aneiros, campanero: «Hay que crear un archivo sonoro del toque de campanas en Galicia»

FENE

Subraya el hecho de que en cada parroquia se tañen de una manera diferente
23 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Bruno Aneiros (Sillobre, Fene, 24 años) es uno de los más jóvenes campaneros del país. También uno de los miembros más activos de la Asociación Cultural Campaneiros de Galicia. Y un entusiasta impulsor de todas cuantas actividades ayuden a mantener vivo un arte que acaba de ser declarado, por fin, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
—¿El reconocimiento de la Unesco ha salvado el arte de los campaneros...?
—Ha supuesto un espaldarazo fundamental. Sobre todo ante la opinión pública. Algo que ya empezaba a ser visto como casi minoritario, ha recuperado la admiración del mundo entero. La Unesco le ha devuelto al toque manual de las campanas un prestigio que no debería haber perdido jamás. En ese sentido, las cosas han cambiado mucho. Y yo, en estos momentos, no puede dejar de recordar a quienes tanto lucharon para lograr que el toque de las campanas no se perdiese. Personas como mi tío Julio, Julio de Remedios, que por desgracia ya no está con nosotros y no ha podido ver esto, pero que siempre decía que «onde as campás deixaron de tocar, parece que xa non queda nada».
—La asociación de campaneros que acaban de crear ustedes en Galicia nace con fuerza...
—Lo cierto es que sí. Y poco a poco se nos va uniendo más gentes. Uno de nuestros primeros objetivos es crear un archivo sonoro que preserve el legado de la tradición. Todas las parroquias de Galicia tienen su propia forma de tocar las campanas, y ese es un patrimonio inmenso, que no podemos dejar perder.
«En las torres de una catedral, uno percibe la grandeza de la historia de un viejo reino»
Aunque Bruno Aneiros suele desarrollar su actividad, como campanero, en Sillobre, y ocasionalmente —cuando lo requieren para ello— en otras parroquias de la comarca, también ha hecho sonar ya, y en más de una ocasión, las campanas de dos catedrales: las de Santiago de Compostela y las de Mondoñedo. En la primera tocó, con otros compañeros suyos, en fechas tan señaladas como la de la festividad de la Traslación del Apóstol Santiago. Y a la basílica mindoniense fue a tocar cuando hizo su entrada en la diócesis el obispo García Cadiñanos y cuando la ciudad de Cunqueiro acogió un encuentro de campaneros que hizo revivir todos los grandes toques de campanas de Galicia.
—¿Es muy distinto tocar las campanas de una catedral, donde hay joyas como la Berenguela compostelana o como la Paula mindoniense, a hacer sonar las campanas de los templos parroquiales?
—Sí, por supuesto que es muy distinto. Las grandes campanas catedralicias son musicalmente muy diferentes de las que hay en la mayoría de las iglesias. No solo las diferencian sus dimensiones. Los toques son muy distintos. Y tocar en una catedral te impresiona.
—Guardará grandes recuerdos de esas ocasiones...
—Sí, por supuesto. Por ejemplo, de cuando en Santiago hicimos repicar las campanas más pequeñas con los toques de distintos lugares de Galicia. En las torres de una catedral, uno percibe la grandeza de la historia de un viejo reino. Es algo maravilloso.