«Algunas cosas llevan aquí más de diez años, van quedando en el cajón de los recuerdos»

ANA F. CUBA FENE / LA VOZ

FENE

Francisco Rey, jefe de la Policía Local de Fene, muestra objetos perdidos que se acumulan en la oficina
Francisco Rey, jefe de la Policía Local de Fene, muestra objetos perdidos que se acumulan en la oficina JOSE PARDO

La Policía Local de Fene custodia cientos de objetos perdidos. Desde 2011, cuando crearon la base de datos, han registrado a 714 personas que buscan pertenencias

03 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En las oficinas de la Policía Local de Fene se acumulan cientos de objetos perdidos. «Hay unos cuantos kilos», comenta un agente, en alusión a la cantidad de manojos de llaves. «Algunas cosas llevan aquí más de diez años, van quedando y van pasando al cajón de los recuerdos», comenta Francisco Rey, jefe del cuerpo. Desde 2011 disponen de una base de datos informática, en la que tienen registrados 714 avisos de personas que han extraviado alguna de sus pertenencias, con sus datos, por si un día aparecen.

En el fichero figuran, además, 358 referencias de objetos que la gente se ha encontrado por la calle y ha entregado directamente en la sede de la Policía Local, o a través del buzón colocado en el exterior, donde es frecuente que aparezcan desde carteras hasta un zapatito de un bebé. «En Navidad nos trajeron tres décimos de lotería y conseguimos localizar al titular», cuenta Rey. En depósito guardan «una cantidad de dinero importante» que ha ido llegando a la sede policial a lo largo de estos años. Al jefe del cuerpo le extraña que la gente que extravía algo de valor no llame para averiguar si alguien lo ha localizado. «Hay quien lo cuelga en Facebook, pero no se le ocurre llamarnos a nosotros».

En las dependencias policiales custodian varios teléfonos móviles de última generación. «En este caso es fácil comprobar que el que viene diciendo que lo ha perdido es el dueño real, porque se comprueban sus datos, del contrato, el código de acceso -señala Rey-, pero casi nadie pregunta». Cuando nadie se interesa por el género de valor, despierta la sospecha. «O es que no tiene pena por él o es que no lo tiene de manera legal; si no es tuyo no vas a denunciar la pérdida», concluye. Entre las curiosidades destacan los audífonos. Cuentan con tres, uno desde 2016, otro desde 2017, y el último, entregado este mismo año. Un vecino preguntó hace poco, tras haber perdido el suyo, y se acercó a la oficina para asegurarse que no se trataba de su aparato, y no coincidía.

Tampoco resulta sencillo dar con los propietarios de los cientos de juegos de llaves extraviados. «Hace unos años había mucha gente que metía en el llavero los códigos de barras que les daban en algunos supermercados para aplicar descuentos. Cuando era así, los llevábamos al establecimiento y ya contactaban desde allí con el dueño», indica. Con las carteras lo tienen más fácil, puesto que suelen llevar el carné de identidad, donde aparece una dirección, o alguna tarjeta de crédito. En este caso, los policías la entregan en el banco que corresponda y desde la sucursal ya avisan de inmediato al titular.

«Te extraña que no llame más gente, por ejemplo cuando pierde una llave de coche codificada, que cuesta mucho duplicar, pero muchos tampoco lo hacen», apunta Rey. En la oficina hay un cajón para pérdidas recientes y un almacén para las que vienen de viejo, como varias bicicletas guardadas desde hace años. «Si pierdes una bici y no la denuncias, a saber de dónde venía», barrunta Rey. El «tesoro» sigue creciendo gracias a los despistes.