Ejemplo de solidaridad de una familia de Fene que cambió los aplausos por minicruasanes

FENE

cedida

Con cuatro en casa y dos pensiones, dieron 50 euros a la semana para enviar meriendas a sanitarios y agentes

23 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Tenemos que cuidar a los que están en primera línea, para que ellos nos cuiden a nosotros». Así resumía ayer para este periódico Juan Rivera Bugallo, de 38 años, la labor solidaria de su familia, que reside en Barallobre, a lo largo de las últimas semanas. Su esposa, Ainoa, y sus hijas Ainara, de 20 años, y Eméritz, de 11, estuvieron de acuerdo con él en colaborar con la iniciativa impulsada por Antonio Castro y la Pizzería O Paso, que consistió en repartir comida al personal de los servicios esenciales. Las dos chicas aportaron sus pagas y la familia en su conjunto detrajo parte de sus ingresos para cada semana destinar 50 euros a la compra de napolitanas de chocolate y cruasanes para las meriendas del personal sanitario, las fuerzas de seguridad y los servicios de emergencias.

La importancia de este gesto radica en que los recursos de la familia no superan los 1.500 euros al mes, procedentes de la pensión de la incapacidad permanente de Ainoa, como consecuencia de un grave accidente laboral sufrido en 2003, cuando trabajaba en las cuadrillas de extinción de incendios de Fene, que afectó a la columna, y de lo que percibe Juan, que está de baja laboral desde septiembre con una lesión severa en un brazo, por el que está en espera de rehabilitación y podría acabar en el quirófano.

El padre de familia es autónomo y su empresa de jardinería, Multiservicios Ferrolterra, está sin actividad desde septiembre del año pasado, que fue cuando él se lesionó.

Y a pesar de que de esos 1.500 euros tienen que detraer unos 200 al mes para los seguros de la empresa y la vivienda, además de los gastos fijos de luz, agua, gas y teléfono, al margen de comer y «comprar ropa a las niñas, que crecen», esta familia no dudó en aportar su granito de arena para una causa que les pareció justa, con una aportación que alcanzó los 300 euros. «Para mí es un chute de energía, porque mantener esa primera línea de gente que está luchando contra el coronavirus es fundamental, porque, ¿si ellos se derrumban, con qué nos quedamos?», apunta Juan. Y colaboraron desde el anonimato, pero su secreto fue desvelado por algunos de los destinatarios de esos cruasanes solidarios. De hecho, la Guardia Civil ya se desplazó a su casa para agradecérselo y un agente le hizo entrega de una medalla al mérito suya, algo que Juan agradece.

Pero la solidaridad de esta familia de Barallobre ya viene de lejos. De hecho, la pareja se conoció cuando los dos estaban en Protección Civil de Fene y ahora Juan y su hija mayor son guías caninos de la asociación de Cans de Rescate de Galicia, Casaga.