En esta enfermería de barrio no hay citas, ni prisa y se «traducen análisis»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FENE

JOSE PARDO

Todos los días se abre una consulta en el centro cívico de Canido que ahora llega a San Xoán y que no necesita hora

19 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Concepción es una de las vecinas de Canido que al menos una vez por semana pasa por la enfermería de su barrio. Allí la espera Alba Pérez con menos aparatos y medios que un centro de salud, pero con mucho más tiempo para escuchar y sin necesidad de tener una cita concertada. «Lo que más hago es escucharles, sin tiempo, y controlarles la tensión o las glucemias», explica sobre unas sesiones a las que acuden personas mayores en su gran mayoría, a veces incluso cuando están de vuelta del médico.

«Me piden que les traduzca los análisis u otras pruebas que les han hecho -precisa Alba-. Es una tarea muy agradecida, porque puedes estar con los pacientes que vas conociendo cada semana». Este servicio sanitario comenzó en el barrio de Canido hace tres décadas y los cambios de directiva nunca le han afectado debido a su éxito. «Cando chegamos e analizamos as tarefas das que se facía cargo a asociación nos percatamos de que se daba asistencia a unhas 60 persoas ao mes», explica el presidente de una entidad que abona 380 euros mensualmente para que los vecinos dispongan de una hora de enfermería al día (de 11.00 a 12.00 horas de lunes a viernes).

También en San Pablo

La enfermera de Canido ha comenzado a pasar consulta en el barrio de San Pablo dos días por semana. «Allí hay menos gente aún», explica Alba, que es de Fene y compatibiliza este empleo con la preparación de oposiciones, aunque reconoce que le encanta el consultorio de Canido. «En Canido y en San Pablo puedo desarrollar la parte más bonita de ser enfermera», resume sobre una consulta que es gratuita tanto para socios de la entidad vecinal, como para otros residentes de la zona que tienen su centro de salud en la plaza de España. No obstante, pueden aportar alguna donación.

«Muchas veces prefieren venir aquí por comodidad, para no tener que enfrentarse a esa cuesta o a coger un bus o un taxi», explican los promotores de una iniciativa tan básica en el barrio que incluso se reservó un espacio cuando se construyó el nuevo centro cívico. «Deixaron unha zona para crear o consultorio», explica el presidente de una asociación vecinal que cuenta con 700 socios que abonan dos euros al mes con los que se sufraga este servicio y otro de atención al público en el centro a la espera de convenios con el Concello.