Manu, el pequeño fenés que venera al Rayo Vallecano

FENE

CESAR TOIMIL

La franja roja de la camiseta enamoró al «galleguiño» vallecano, que viajó con su familia para vivir el ascenso en Madrid y siente especial pasión por Santi Comesaña

16 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«615 kilómetros para cumplir un sueño. Confiamos en vosotros. ¡Sí se puede! ¡Aúpa Rayo!». Negro sobre blanco en una cartulina, con un par de escudos. Esta pancarta la llevó Manu Rodríguez Rey al partido que se convertiría en histórico para el Rayo Vallecano, el del ascenso a Primera División. No es un aficionado más ni para el club, ni para los jugadores, que ya lo conocen como «el galleguiño». Es de la parroquia de Sillobre, en Fene, y el 26 de junio cumplirá solo 6 años. ¿Y es un fanático de verdad? «¡Puf! ¡Mi madre! ¡Demasiado! Lo vive mucho, muchísimo. Cuando pierde, se enfada un montón y cuando gana, se alegra mucho», expresa su padre, David.

El flechazo de Manu por el equipo data de un partido entre el Barcelona y el Rayo de hace casi tres años. Estaba viendo el duelo por televisión y le preguntó a su padre quién estaba jugando contra los azulgranas. «Le dijimos que era el Rayo. Y dijo: ‘Ah, pues me gusta, sobre todo la raya’’», cuenta su progenitor. El pequeño confirma que se enganchó por «la franja». Ese día, aunque el conjunto madrileño perdió por goleada, fue el inicio de su particular afición.

CESAR TOIMIL

La temporada pasada, en Segunda División, lo vio por primera vez en directo en Lugo. Esta campaña las vivencias se extendieron, además de al Anxo Carro, a Oviedo, Gijón, León y a la famosa jornada de Vallecas. «Estuvimos allí tres días, fue al entrenamiento, Óscar Trejo le regaló una sudadera y el club nos dejó visitar el estadio, a pesar de que la noche anterior habían sufrido un robo», rememora David. En este partido, en el que el Rayo venció por 1-0 al Lugo, Manu no quería ver los últimos minutos y se tapaba los ojos. Luego «llegó el éxtasis, lo celebró como un vallecano más», asegura su padre, que antes era del Barça y ahora es «un rayista más». Su madre, Fátima, «empieza a serlo» y su hermana pequeña, María, es deportivista.

A la cita con La Voz, tras su entrenamiento con el Unidade de Fene de fútbol sala, el pequeño franjirrojo acude con casi todo lo que tiene del equipo: la primera y la segunda equipación completas, el chándal, el chubasquero, la toalla de playa, la camiseta oficial firmada por los jugadores -la tiene enmarcada-, el calendario también firmado, la taza, la bufanda y hasta una tabla de madera con el escudo y su nombre. 

Con el once inicial

El jugador favorito de Manu es, sin duda, el vigués Santi Comesaña, al que conoció en persona en Oviedo. «Allí, al regalarle la camiseta, lo dejó marcado, loquea por él. Gracias a él, además, pudimos ver a los otros en los hoteles e incluso lograr que saliera con ellos al principio de un partido oficial. También varios le enviaron un vídeo de felicitación por su cumpleaños», añade David, quien deja claro que «la felicidad cuando ve a los jugadores es inmensa, se le pone una sonrisa que es inexplicable». Ahora la intención es verlo en el Camp Nou y, está claro, que gane su adorado Rayo Vallecano.