Adiós al centenario Lino, que leyó sin gafas novelas de vaqueros hasta el final: «Fixo xoguetes de madeira para toda Cedeira»

CEDEIRA

Falleció a punto de cumplir 102 años, vivió solo e independiente, sus amigos lo recuerdan como «un home solidario e de conciencia obreira»
09 may 2025 . Actualizado a las 23:50 h.Nacido el 4 de julio de 1923, como enseñaba orgulloso en su DNI, Lino Suárez Piñón era uno de los mejores ejemplos de los centenarios gallegos. Vitalista, independiente, vivía solo y se hacía el desayuno a sus casi 102 años, leía novelas de vaqueros de su apreciado Marcial Lafuente Estefanía sin necesidad de gafas. Y construía juguetes de madera que regaló durante toda su vida a generaciones de niños en Cedeira y a todo el que tenía la suerte de irlo a visitar. El centenario Lino falleció este jueves, dejando un poco más huérfana a Cedeira y con nostalgia de tiempos que ya no volverán. Trabajó desde los 16 años en aserradores y también en el mar. Y como lo recuerda su amigo el cedeirés Xesús Anxo López Pintos, «foi un obreiro dos traballos máis duros, na madeira, no monte, nos aserradeiros a man; un home moi solidario e independente ata o final».
Era uno de los hombres que «serraba a man e cargaba os camións a lombo, con conciencia obreira». Desde pequeño ya tallaba pistolas y puñales. Y durante toda su vida hizo tigres, leones, elefantes que dan buena suerte... bastones con empuñadura de salamandra: todo tipo de regalos «para nenos e neas de Cedeira, que agora son un tesouro, era unha persoa moi aprezada», continúa Pintos.

En un reportaje realizado hace poco más de un año en su casa, Lino explicaba cómo se levantaba a las 07.30 cada mañana para hacerse el desayuno: «Quento leite, preparo xamón na tixola, corto queixo e pan... e fágome un bocadillo». Y bromeaba: «Non sei por que duro tanto, só bebín viño branco Cámaras pero nunca copas (risas)... e fixen de todo menos casarme, pero porque non me quixeron (risas)».
Hijo de un marinero y una modista, Lino fue el menor de siete hermanos (tres hombres y cuatro mujeres): «Catro quedamos solteiros». Fundó junto a 17 amigos en los años 40 el club de fútbol Area de Cedeira, donde jugó de medio. Echaba mucho de menos a sus hermanos, «pero cunha novela de Estefanía non penso en nada». Deportivista de corazón, llegó a viajar en lancha desde Cedeira hasta A Coruña para no perderse un partido. Un centenario extraordinario al que ahora Cedeira dice adiós.