Pulpo á feira y música gaucha en una boda hispanobrasileña en San Andrés de Teixido

ana f. cuba CEDEIRA / LA VOZ

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Los novios, los invitados, el párroco y el grupo de gaitas Tafornelos, de As Somozas, junto al santuario tras la ceremonia
Los novios, los invitados, el párroco y el grupo de gaitas Tafornelos, de As Somozas, junto al santuario tras la ceremonia LANDROVE FOTÓGRAFOS

Miriam, madrileña, y William, brasileño, viven en Londres y se casaron en el santuario cedeirés

18 sep 2023 . Actualizado a las 16:35 h.

Miriam (Madrid, 28 años) y William (Río Grande del Sur-Brasil, 35), ambos informáticos, se conocieron en Argentina, viven en Londres y se casaron el 1 de mayo en San Andrés de Teixido (Cedeira). Los padres de la novia compraron una casa en Valdoviño hace un lustro. «A nuestros hijos les gusta el surf y encontramos este sitio, que es poco conocido pero tiene de todo, playas, gastronomía, una sierra salvaje...», comenta José, el padre de Miriam, un ingeniero madrileño (con raíces en Asturias), ya jubilado, que trabajó en Argentina y en Brasil, lo que propició la relación de Miriam y William.

José y su mujer, sarriana, tienen amigos comunes con Antonio Rúa, el párroco de San Andrés, «Siempre nos ha gustado, tiene mucho encanto, por el paisaje, la iglesia... hemos hecho tramos del camino de San Andrés... y decidimos celebrar aquí la boda. Pensamos en algo íntimo, de unas veinte personas, pero al final todo el mundo quería venir y nos juntamos 70», contaba el padrino en víspera del casamiento.

La ceremonia se ofició en el santuario, decorado por Lúas Flor, de Viveiro, y el banquete se celebró en la casa rural San Andrés de Teixido, el establecimiento que abrió hace siete meses Marta Santalla, vecina de As Somozas, en un proyecto compartido con su marido y sus hijas. «Ha sido nuestra primera boda y hemos quedado muy contentos con la experiencia, en septiembre tenemos otra», indicaron. Parte de los familiares se hospedaron en la casa. Entre los invitados había «muchos brasileños de Río Grande del Sur y de Río de Janeiro», gente que viajó desde Argentina, Suiza o Madrid.

Los novios se alojaron en Cedeira, pero se vistieron en la casa rural, «en habitaciones separadas», apunta el padre de la novia, que la acompañó en un coche de caballos hasta la ermita, por iniciativa del párroco. Las gaitas del grupo Tafornelos, del que forman parte la dueña de la casa rural y otros parientes, tocaron al llegar los prometidos y después en el banquete. Y tras la misa hubo procesión con la imagen de San Andrés alrededor del templo, algo inusual en los casamientos en Teixido. David, de Landrove Fotógrafos (Cerdido), documentó el acontecimiento.

Del montaje de la carpa y de la parte gastronómica se ocupó la empresa Cátering Ferrolterra, que preparó en directo pulpo á feira y la queimada con la que cerraron la fiesta. Nueva Onda DJ se encargó de la música durante el baile —sonidos gauchos, del sur de Brasil, o muiñeiras— y una cuidadora atendió a los niños. «El novio nos enseñó un baile gaucho», relata su suegro, cansado pero muy contento, igual que los invitados (fascinados por el entorno natural), por la experiencia de estos días, «muy divertida y original», y agradecido, en especial, a los responsables del hospedaje.