La energía solar alivia el efecto del alza de la luz en La Pureza, en Cariño, la única conservera de la comarca

ANA F. CUBA CARIÑO / LA VOZ

CARIÑO

JOSE PARDO

La fábrica constata cierta caída de las ventas, que achaca a la situación económica pero también a la escasez de pescado

08 sep 2022 . Actualizado a las 10:54 h.

Buena parte de la energía que consumen los congeladores y las neveras de La Pureza se genera en la propia fábrica. Hace casi cuatro años que montaron una instalación de paneles solares (una inversión de 67.000 euros, subvencionada por la Consellería do Mar), que supone un ahorro de entre el 40 y el 50 % en el recibo de la luz, que puede rondar el 80 % en verano. «Aun así, la factura ha subido a casi el doble que el año anterior», señala Ana Docanto, una de las socias de la conservera, fundada en 1924 por su abuelo Vicente Docanto Martínez. A punto de cumplir un siglo, esta empresa familiar afronta una crisis «peor» que la generada por la pandemia. «Con el covid casi no vendíamos en la tienda [en Cariño] ni a bares, pero había muchos pedidos por teléfono e internet, y los supermercados seguían vendiendo», señala.

Ahora advierten una caída de las ventas, aún ligera, que achacan a la incertidumbre por el devenir económico, pero también a la escasez de algunas especies de pescado. «El jurel o chicharro es del que menos hay. El grande, para escabeche, solíamos comprarlo en la lonja de A Coruña, y apenas hay. Tenemos clientes en el interior [Castilla y León, Extremadura...] que lo piden todos los días, pero cuando [los barcos] traen algo está carísimo», indica Ana. La ventaja de La Pureza radica en la diversidad de clientes y de canales de comercialización: «Vendemos a mayoristas [tiendas pequeñas, supermercados y distribuidores de fuera]; particulares que compran en nuestra tienda, sobre todo en verano [este año ha ido bien, más o menos igual que siempre]; gente que pide por internet, panaderías y algún restaurante [para ensaladillas o pinchos]».

Producto de lonjas gallegas

El incremento de los gastos de producción se ha traducido en un aumento de los precios de las conservas. «Si no hubiéramos repercutido algo la subida estaríamos en pérdidas. Todo se ha encarecido: la luz, el cartón de las cajas, las latas, el aceite, el transporte para recibir y enviar mercancía, el pescado [cada vez hay menos o se reducen las cuotas]», explica Ana. Casi todo el producto que procesan en la fábrica proviene de lonjas gallegas. «El atún se descarga en puertos de Ribeira, traemos algo de pescado de las Rías Baixas, mucho de A Coruña, Burela [bonito] y Cariño [ahora nada por la situación de la cofradía, sin apenas descargas en la rula local]», señala Ana, que forma parte de la sociedad que gestiona la fábrica con sus dos hermanos y su hermana.

La Pureza mueve unas 250 toneladas de pescado al año y factura alrededor de 1,3 millones de euros. Cuenta con una plantilla estable desde hace años, formada por una veintena de mujeres, la mayoría fijas-discontinuas dado el carácter estacional de esta actividad. Es la única de las 22 conserveras que llegaron a funcionar en Cariño que continúa activa.