Centenarios y ourensanos: lúcidos, alegres y con muchas ganas de celebrar la vida

c. andaluz / m. cobas OURENSE / LA VOZ

CARIÑO

Pilar Peña, junto a su familia en A Merca
Pilar Peña, junto a su familia en A Merca MIGUEL VILLAR

Pilar Peña y Juan Bouzo cumplieron este lunes 100 años. Soplaron las velas y vivieron la jornada con sus seres queridos

18 abr 2023 . Actualizado a las 10:20 h.

El selecto club de los centenarios ourensanos se va ampliando. Tanto, que llegar a los cien años en Ourense empieza a convertirse casi en obligado. Este lunes 25 de abril, Pilar y Juan se añadieron a la ya larga lista y ambos lo celebraron.

Pilar Peña López es natural de Cariño, en la provincia de A Coruña. Allí conoció a su marido, un ourensano de Coiras, en San Cristovo de Cea, que la atrajo hasta la provincia cuando ella era todavía muy joven. «Mi madre no sabía lo qué era una vaca, podía saber de pescados pero no del campo», explica su hija Pilar. Así, comenzó una nueva vida que la llevó a trabajar no solo como agricultora sino también como modista e incluso en el hotel San Martín de limpiadora. Aunque vivió en O Carballiño, tras la muerte de su marido, Pilar partió a la capital ourensana junto a una de sus hijas —tuvo siete vástagos— que se trasladó más tarde a una casa en A Merca, donde vive hoy. Allí fue agasajada ayer por su familia, entre las que estaban una de sus hijas y su nieta que residen en Australia y que no quisieron perderse el centenario de Pilar. «De la cabeza está fenomenal y solo se toma una pastilla al día», presume su hija. De cariño, sin embargo, está sobrada. Por partida doble.

Juan Bouzo, en segunda fila junto a la alcaldesa, posó con los otros usuarios de la residencia
Juan Bouzo, en segunda fila junto a la alcaldesa, posó con los otros usuarios de la residencia

Con una fiesta sorpresa en la que no faltó la tarta agasajaron en la residencia de Castro Caldelas a Juan Bouzo González. Natural de A Peroxa, nació en una familia labriega y se dedicó al campo hasta que, ya casado, cogió el camino de la inmigración. La pareja vivió en Alemania antes de trasladarse a Venezuela, país en el que Juan trabajó colocando persianas y cortinas. En los años 80 el matrimonio decidió regresar a Ourense. Tras morir su esposa ingresó en la residencia de Cabeza de Vaca y desde hace tres años reside en la Ribeira Sacra. Tenía 98 años cuando irrumpió la pandemia del coronavirus. Juan fue uno de los tres residentes que se libró del brote que afectó al centro.

«Aquí estou moi ben, aprécianme bastante», cuenta el hombre, que se queja de algunos achaques. «Da vida e o oído ando algo amolado», resume por teléfono. De lo que está bien es de las piernas, así que le gusta dar largos paseos y varios días a la semana se acerca hasta el consistorio para salir a tomar café con la alcaldesa, Sara Inés Vega. «Gústame falar con ela», dice el centenario. «Un home mozo de espírito, conversador, bailarín, alegre, lúcido, cariño, de espléndido estado físico e sensorial que se converteu nun veciño máis da vila», apunta Vega. La alcaldesa no quiso perderse la celebración, que además era especial para el centro porque fue la primera vez que uno de los residentes cumplía los 100.

Juan Bouzo, con la alcaldesa y varios trabajadores de la residencia
Juan Bouzo, con la alcaldesa y varios trabajadores de la residencia