
El Kiosco Alfonso y Palexco acogen una exposición sobre el artista coruñés comisariada por Pedro Vasco y Carlos Pita
26 feb 2023 . Actualizado a las 05:01 h.En el año 2013 fallecía una de las figuras fundamentales del arte en Galicia, el pintor Xaime Cabanas. Y desde entonces no ha dejado de decirse que algo habría que hacer con su legado para hacerle justicia a uno de los artistas más singulares, completos, prolíficos y de carácter más profundamente atlántico de cuantos han salido de esta ciudad. Diez años han tenido que pasar para que Pedro Vasco y Carlos Pita convirtiesen en realidad lo que llevaban tiempo soñando, una exposición titulada Cabanas MMXXIII que reúne un total de 94 cuadros y cerca de 200 dibujos del genial pintor y que se puede ver en el Kiosco Alfonso y Palexco de A Coruña hasta el 19 de marzo.
Pregunta. Llevaban tiempo dándole vueltas a esta exposición.
Pedro Vasco. Cuando hicimos la de Jorge Cabezas hace unos años nos dijimos que había que hacer algo con Cabanas. Teníamos la sensación de que la gente se estaba olvidando de una figura fundamental como la suya, y no podíamos permitirlo. Así que nos tomamos nuestro tiempo para hacerlo coincidir precisamente con este año en el que no solo se cumplen diez años de su muerte, sino que Xaime cumpliría 70. Le presentamos el proyecto a la alcaldesa y la verdad es que lo recibió con los brazos abiertos. Y eso que pusimos el listón muy alto, porque necesitábamos las dos salas de exposiciones principales del Ayuntamiento: Kiosco Alfonso y Palexco. Es el primer artista que ocupa simultáneamente y en solitario estos dos espacios.
P. Cuesta creer que se pueda olvidad a Cabanas, teniendo en cuenta que hay cuadros suyos en instituciones, locales de hostelería, muchos hogares...
Carlos Pita. Su obra estaba en las casas, pero no en la calle, y es un patrimonio de esta ciudad —material e inmaterial, por el propio personaje— que hay que desempolvar y sacar a la vista de todos constantemente. Es un pintor que hace afición, y hay unas nuevas generaciones que no tuvieron la suerte de conocerle, cosa que había que remediar de alguna manera. Si buscas en Internet, verás que desde su muerte no se había publicado nada sobre Cabanas. Y eso no se puede permitir. Instituciones como la Universidad deberían implicarse, porque corren el riesgo de padecer escorbuto si solo se alimentan de conservas.
P. V. Habría que hacer un catálogo razonado de su obra, que es inmensa, y hacerle un estudio en condiciones, porque perteneció a los movimientos artísticos más importantes de Galicia, como Atlántica, Galga, A Carón, Sisga... Es un referente absoluto del arte contemporáneo gallego. Queda mucho por hacer con Cabanas, como una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago. Es inexplicable que no se haya hecho todavía. Había una gran deuda pendiente con Cabanas, y todavía queda mucho por hacer. Pero esperemos que esta exposición sea un primer paso para saldar esa deuda.
P. Sin embargo siempre contó —y sigue contando— con el respeto no solo del público, sino de la comunidad artística de la ciudad.
P. V. Cuando los artistas conocían a Jaime se enamoraban de él. Antón Lamazares dijo que el único artista que había e A Coruña era Cabanas. Siempre se le tuvo un respeto enorme por donde pasaba. Lo que pasa es que siempre fue esquivo en ese sentido. Iba a hacer una exposición fuera con otros artistas y cuando se daban cuenta ya se había escapado y vuelto a A Coruña.
C. P. Tenía una personalidad única, de esas que marcan. Hay todo un universo de anécdotas sobre él. Todo el mundo en esta ciudad recuerda cómo conoció a Cabanas.
P. ¿Se nota su huella e influencia?
P. V. Hay muchos herederos estilísticos, artistas que han bebido mucho de la obra rompedora de Cabanas. Por citar tan solo un nombre, ahí está Jorge Cabezas. Pero hay muchos más que no habrían sido lo mismo sin Cabanas. El tema es que le costaba salir fuera de A Coruña. Estaba encantado en Monte Alto, e integró como nadie su ciudad en su obra. Supo crear su mundo plástico, su identidad atlántica con todo lo que le rodeaba, no necesitaba más.
C. P. Decía que él siempre estuvo en su sitio, donde había nacido su padre y donde nacieron sus hijos. Y en ese sentido sí que es complicado que se repita un pintor como Cabanas, con la intercomunicación tan exagerada que tenemos hoy en día. Es difícil que alguien se refugie y que gracias a ese aislamiento cree una personalidad artística tan definida.
«Fue un artista que vivió la bohemia, pero no paraba de trabajar»
Una de las características de la obra de Xaime Cabanas es lo abundante que es y lo repartida que se encuentra: «Eso es un gusto. En ese sentido era un pintor clásico, un trabajador de la pintura que creaba para el público que tenía alrededor», explica Carlos Pita.
P. ¿Fue complicado hacerse con casi un centenar de cuadros?
C. P. No, lo complicado fue decidir cuáles exponíamos, hacer la selección, porque podíamos habernos hecho con el doble de piezas. Hay algunas incuestionables que tenían que estar, pero seguro que cada uno echa de menos una en particular. Eso es bonito. Pero sobre todo hemos conseguido mucha obra inédita, cuadros que tenía en su estudio, que no habían salido de allí y que por fin ven la luz.
P. V. Hay obras sobre las que pivota su evolución artística. Era muy rompedor y muy libre. Uno de los últimos artistas que ha vivido la bohemia, ese exceso, esa gran libertad. Pero había que romper varios mitos con esta exposición, como que Cabanas pintaba poco, cuando en realidad no paraba de trabajar. Nos hemos encontrado con muchísima obra que hemos tenido que dejar fuera, sobre todo en papel, y obra en Barcelona, en Valencia, en Málaga, Madrid... O murales que no hemos podido traer y que deberían ser visitados, como el del Chuac o el del Taller, bar con el que mantuvo una relación muy especial.
C. P. Es que el Taller es como el heredero del Patacón, un bar que merecía un estudio y una exposición, aunque sé que a Vari Caramés no le gusta la idea. Lo que pasó en el Patacón fue algo irrepetible, fascinante. Y cuando cerró, Cabanas encontró su refugio en el Taller, donde se tiraba horas dibujando.