El traslado por mar complicó las obras de renovación del tejado del faro de A Coelleira

ANA F. CUBA ESTACA DE BARES / LA VOZ

AS SOMOZAS

La nueva cubierta del edificio del faro, con el Porto de Bares al fondo.
La nueva cubierta del edificio del faro, con el Porto de Bares al fondo.

La imposibilidad de desembarcar en la isla impidió trabajar varios días a los operarios de Construcciones Guerreiro

13 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El faro de la isla Coelleira luce tejado nuevo. «Renovouse todo, os puntóns, o entablado e a pizarra», asegura el director de Construcciones Guerreiro Somozas S.L., adjudicataria de la obra promovida por la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao. El presupuesto rondó los 90.000 euros y la ejecución se alargó algo más de lo previsto, debido, como apunta Enrique Guerreiro, al mar de fondo, que impidió varios días que los operarios desembarcaran en el islote situado en la boca de la ría de Bares-O Barqueiro.

«Case ningunha semana puideron ir cinco días e un día tiveron que entrar polo embarcadoiro pequeno (situado al este de la isla y de difícil acceso)», cuenta el responsable de la constructora, que participó directamente en varias jornadas de faena.

El desplazamiento (de entre cuatro y siete operarios, según el día), desde O Vicedo, constituyó el principal inconveniente de una actuación «que noutro sitio non tería complicación». El 18 de agosto se efectuó el traslado de los materiales, la maquinaria y víveres para el personal, en medio centenar de viajes de helicóptero desde las inmediaciones de la antigua base americana de Estaca de Bares. Y el jueves, transcurridas casi ocho semanas, regresó la aeronave, que se dirigió a la isla 16 veces para «recoller o material sobrante, os residuos, as ferramentas, os andamios e os grupos electróxenos».

Los efectos del «Klaus»

El Klaus, la destructiva ciclogenésis explosiva que azotó el norte de la comunidad gallega en enero de 2009, levantó la cubierta del faro de A Coelleira, que ahora se ha renovado. «A experiencia foi positiva porque non hai moitas obras destas características, polo sitio onde se fixo», reconoce Guerreiro. Los operarios acudieron cada mañana a su lugar de trabajo con la fiambrera y la confianza de que el mar les permitiera salir al finalizar la jornada. La aventura concluyó sin incidencias. «Algún (obrero) xa nos dixo ao principio que non quería traballar aquí para non ter que ir en barco. Xa foi xente á que lle gustaba o mar», afirma el director de la empresa, de As Somozas, satisfecho con el resultado.