«En As Pontes somos privilegiados, por el colchón de los jubilados de Endesa»

A. F. C. AS PONTES / LA VOZ

AS PONTES

Vista de la térmica, ayer, cuando se reactivó temporalmente uno de los cuatro grupos de la central
Vista de la térmica, ayer, cuando se reactivó temporalmente uno de los cuatro grupos de la central CESAR TOIMIL

Vecinos reclaman salidas laborales para evitar la marcha de los jóvenes, el día en que se reactivó temporalmente la térmica

23 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«As Pontes tiene un colchoncito de los jubilados y los prejubilados de la fábrica. La crisis del comercio es general, pero en esto, aquí somos unos privilegiados. Ese colchón es el soporte de hijos y nietos», subraya Lita Paz, propietaria de la zapatería Zokos, abierta desde hace un cuarto de siglo. «El problema —razona— está en el envejecimiento de la población, porque la gente joven se marcha». Y esa tendencia no va a virar por la reactivación parcial y temporal de la térmica. «No le doy importancia, ni para bien ni para mal, estamos como estábamos. Está claro que va a ser un cierre puro y duro. Ahora les vendrá bien ponerla en marcha, al pueblo nos da igual», agrega.

Pese a todo, Lita es optimista. «Tienen que traer algo para As Pontes, no pueden dejarlo morir. Lo importante es ver cómo se soporta el tiempo de transición, porque tenemos que seguir pagando a los empleados, la Seguridad Social, Hacienda... Tenemos que ser capaces de aguantar el tirón, a ver cómo», remarca, convencida de que la crisis de su sector poco tiene que ver con la fábrica. «Internet, el cambio de hábitos de compra...». María José Ramos está al frente de Vilaboy, una tienda de ropa que fundó su abuela en los años 50 del siglo pasado. «Aquí todos sabemos que la central va a cerrar», zanja.

María José Ramos, propietaria de la tienda de ropa Vilaboy, fundada en los años 50 del siglo pasado
María José Ramos, propietaria de la tienda de ropa Vilaboy, fundada en los años 50 del siglo pasado CESAR TOIMIL

«A nivel local, somos muy conscientes de lo que pasa, y de momento, se va subsanando con las jubilaciones. Lo iremos notando paulatinamente, como ya ocurrió con el cierre de la mina. Desde entonces se ha ido perdiendo población», explica esta comerciante. ¿Sirve de algo esta vuelta a la actividad? «Ganamos tiempo», responde, consciente de que «la política y la economía van por un lado», que no siempre coincide con los intereses de los ciudadanos. «O pobo baixou, a xente ten medo, non hai traballo. Nótase en xeral, en todo, pero xa desde hai tempo», comenta otra comerciante del gremio de la alimentación que prefiere no identificarse. «Da central pouco se fala —añade—, xa se sabe que vai pechar, diso non hai dúbida».

Aquilino Meizoso y Manuel Reboredo, vecinos de As Pontes, ayer en la terraza de A Caseta do Parque
Aquilino Meizoso y Manuel Reboredo, vecinos de As Pontes, ayer en la terraza de A Caseta do Parque CESAR TOIMIL

«Estamos todos retraídos», señala una hostelera. No entiende «por qué cierra si están los precios de la luz disparados, y no tenemos ni sol ni viento». En la terraza de la Caseta do Parque toman café Manuel Reboredo y el exalcalde Aquilino Meizoso, que comparten discurso. «Cuando se están haciendo nuevas térmicas en Alemania y China, aquí se cierran porque quieren salvar al planeta... ¿Cómo? Hundiendo el país. Europa quiere dirigirse a energías que va a controlar, frente al carbón o el gas, que no controla... Pero, qué sentido tiene dejar en la miseria nuestro país si con eso no se va a salvar a nadie, porque los países que más contaminan, como China, la India o Estados Unidos, van a seguir haciéndolo», reflexionan. En su opinión, la repercusión «real» para As Pontes de la clausura de la térmica «no es para tanto, con más de mil vecinos cobrando más de medio millón de pesetas [tres mil euros] de pensión al mes». «Y el que no tenga dinero, sobre todo en las ciudades —vaticinan—, pasará frío, con estos precios de la luz».

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