Antón Ferreiro: alma y cronista del deporte, de la hermandad con Bretaña y de la villa de As Pontes

AS PONTES

JOSE PARDO

26 sep 2017 . Actualizado a las 00:42 h.

As Pontes de García Rodríguez, y con As Pontes el mundo del deporte y el de la cultura, han perdido, inesperadamente, a Antón Ferreiro, una de esas figuras, siempre tan necesarias, que dedican una vida entera a mantener viva la llama de la memoria de la tierra en la que nacieron.

Colaborador habitual de las páginas de Deportes de La Voz de Galicia, había venido al mundo en el lugar de Ponte da Pedra, donde hoy se encuentra el lago pontés, cuyas aguas cubren lo que fue la antigua mina. «A súa morte é unha gran perda para As Pontes -señalaba, nada más tener noticia de su fallecimiento, el alcalde, Valentín González Formoso-. Era unha desas persoas -subrayaba el regidor, visiblemente afectado- que sempre están alí onde as necesitan».

Ferreiro fue uno de los grandes impulsores de los hermanamientos entre localidades gallegas y bretonas. Unos hermanamientos que en el caso de As Pontes han permitido crear muy sólidos lazos de afecto (y por supuesto culturales) con Lesneven. Además, esa hermandad pontesa, repleta de simbolismo y en tantos sentidos cunqueiriana (como todo el mundo sabe, Cunqueiro, maestro de la fabulación donde los haya y gran devoto también de la villa pontesa, soñó Bretaña en As crónicas do Sochantre antes de haberla visitado...), fue un auténtico reflejo de la manera en la que Ferreiro quiso pasar por el mundo: tendiendo puentes, abriendo puertas, manteniendo viva la memoria colectiva, estrechando lazos de amistad, fomentando en todo momento el entendimiento y el diálogo. Autor de un libro sobre el Club Deportivo As Pontes, era un verdadero enamorado de la historia de Galicia. En ella deja su huella. La de un extraordinario ser humano, que regalaba afecto a su paso. Una huella imborrable.