El sector de las bodas se reinventa con fiestas más íntimas y nuevos eventos

Carla Elías Martínez
carla elías FERROL / LA VOZ

ARES

La Casa Tía Julita se ha convertido en un espacio versátil para celebraciones familiares y reuniones de empresas, mientras que el Pazo da Merced triunfó con sus iglús

14 mar 2021 . Actualizado a las 13:21 h.

Las bodas multitudinarias han dado paso a celebraciones mucho más íntimas y personales. La pandemia sanitaria del coronavirus ha golpeado los cimientos del sector de bodas y celebraciones, obligando a los profesionales a adaptarse a la nueva realidad y reinventarse. «La gente tiene ganas de celebrar, pero la pandemia ha cambiado la forma de hacer eventos. Estoy viendo a gente que busca espacios para celebraciones más pequeñas y privadas», explica Belén Martínez, gerente de Casa Tía Julita, que forma parte de la Asociación de profesionales de Galicia de Bodas y Eventos, Aprogabe. Se trata da un espacio versátil ubicado en Ares con vistas a la ría aresana, un espacio muy privado en la zona de Los Castros. «Cada negocio tiene su particularidad. A mí me viene mucho cliente que quiere algo muy íntimo y familiar. Me están llamando muchísimo para bodas con esta idea. Es algo que creo que ha venido para quedarse. Una boda ya no es un compromiso social. En terminología anglosajona se conoce como microwedings y en América están curtidos en esto», valora Martínez.

Otros perfiles de clientela que tiene son los que les piden trabajar en su finca privada, donde sí han registrado «un bajón brutal» y eventos mucho más dispares. «Aparte del evento familiar estamos notando un auge del empresarial. Tenemos sesiones de fotos corporativas, reuniones de equipos, jornadas de trabajo de empresas que se juntan aquí al aire libre, talleres, sesiones de yoga al aire libre para salirse del gimnasio, y sesiones de fotografías de actrices y modelos...», enumera.

También apostaron el año pasado por innovar y diversificar su actividad en el Pazo da Merced, un espacio de más de tres siglos de antigüedad ubicado al borde de la ría de Ferrol en Neda. Su apuesta por reinventarse pasó por poner en marcha su restaurante iglú. «No pensamos nunca la repercusión que tendría», reconoce Jaime Alcalá, responsable de eventos del Pazo da Merced, que explica que incluso intervinieron en un foro en el Basque Culinary Center para presentar la iniciativa. Fue una propuesta del 2020 para adaptarse a la restauración diaria, ya que la puntual en eventos era prácticamente imposible, y adaptar su espacio a la realidad de la pandemia y la distancia social.

Contra la incertidumbre

Ahora tratan de recuperar su actividad normal luchando contra «la incertidumbre». «Es lo que nos está matando, la incertidumbre y el cambio de medidas quincenales. La organización de eventos requiere de unos plazos necesarios para que la gente tenga confianza. Nosotros necesitamos unos tres meses aproximadamente de calma para poder organizar una boda, algo que antaño parecería una locura, cuando se hacían con dos años de antelación y parecían inamovibles. Así, ahora con marzo avanzado, con tres meses, estaríamos ya al límite de junio», indica Alcalá.

Coincide con Martínez en que las bodas se han transformado y aún queda por saber cuáles serán el protocolo y las normas de aforo de cara a este verano para este tipo de eventos. «La gente se está adaptando. Las bodas evolucionan, esto ha golpeado en lo que se creía que debía ser, ha quitado esa presión respecto a la celebración y a los tiempos, y yo creo que es sano», reflexiona. No obstante, todavía pesa la incertidumbre de no saber con certeza cómo serán las normas este verano. «Cada mes que pasa trasladamos los eventos de un mes hacia adelante. Marzo, abril y mayo ya está todo trasladado. Y se están empezando a cambiar los previstos para el mes de junio. En nuestro sector hay que tener en cuenta que cuando nos dejen abrir, no podremos hacerlo hasta tres meses después», incide.

Comuniones y citas para el 2022

A pesar de toda la incertidumbre, prevalecen las ganas de celebrar. En Tía Julita explican que esta semana han recibido un aluvión de llamadas para comuniones y ya cuentan con bodas reservadas para el 22. «Las comuniones también son al aire libre, espacios abiertos y mucho más reducidas», señala la gerente de Tía Julita. Con respecto al Pazo da Merced, destacan la ilusión y «ganas» de muchos novios por celebrar su gran día. «Muchas bodas previstas para este verano son del 2020. Las ganas son absolutas. Toda la gente que tenemos en stand by es por las ganas que tiene», explica Alcalá.