La nebulosa del Blue Star un año después de encallar en Ares

Manuel Arroyo Alves
manuel arroyo FERROL / LA VOZ

ARES

JOSE PARDO

El armador no ha vuelto a dar señales del quimiquero que puso en riesgo la costa

25 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La costa de Ares recibía hace ahora un año un trajín de visitantes para ver en vivo el quimiquero encallado en los islotes de As Mirandas. El Blue Star traía a la memoria al Prestige. Porque un crudo temporal de otoño dejaba de nuevo a merced del mar un carguero frente al litoral gallego. Sus 129 metros de eslora (largo) fueron arrastrados hacia una zona especialmente rocosa donde quedó encajado durante 18 días. La causa: un incendio en la chimenea que derivó en un fallo de máquinas. Ocurrió la madrugada del viernes, 22 de noviembre del 2019. Viajaba sin carga en sus entrañas y se había resguardado del mal tiempo en el fondeadero aresano con 16 tripulantes a bordo. Todos sanos y salvos. Un año después, todo son incógnitas alrededor de aquel barco. Se ignora su paradero y su estado.

Evaluados los daños y ante los intentos fallidos de remolque durante el primer fin de semana, los esfuerzos se centraron en evitar otro desastre medioambiental por las cien toneladas de fuel y gasoil alojadas en los tanques como combustible de propulsión del quimiquero con bandera de Malta. Se optó por extraerlo antes de cualquier maniobra. Desembarcó entonces en la zona una vieja conocida en Galicia, que evocaba de nuevo la catástrofe del 2002. La compañía holandesa de referencia mundial SMIT —a la que en su día se le encargó alejar el Prestige de la costa— pilotaría el plan para reflotar el navío, con una grieta de unos seis metros en el casco, además de daños en la sala de máquinas y en la hélice. La firma, contratada por el armador del barco, movilizó la caballería. No lo tuvo fácil, y fueron necesarios varios intentos antes de que las 400 toneladas de tiro que sumaban los remolcadores Union Princess y Boka Pegasus lograsen desencallar el barco del lecho rocoso.

Su destino inicial fue el puerto exterior de Ferrol. De ahí al muelle interior, y luego a Navantia, adonde llegó el 19 diciembre, una semana después de la puesta a flote en As Mirandas. El alcance de los daños se evaluó definitivamente en el dique de Carenas del astillero, aunque todavía vendrían por delante varias semanas de tira y afloja con el armador del barco. La turca Atlantik Denizcilik descartó la reparación total en la factoría ferrolana y optó por un apaño de emergencia que permitiese trasladar el Blue Star precisamente Turquía, con rumbo al astillero de Tuzla. Sin puente de mando, con vendajes de acero a proa, a popa y en el costado, el carguero abandonó la ría de Ferrol el 10 de marzo guiado por el remolcador oceánico Hispania y llegó a su destino 20 días después.

La falta de acuerdo económico que esgrimió la propietaria del barco para llevárselo dejó abierta la posibilidad de que su destino fuese el desguace. La opacidad con la que maniobró la armadora no despejó la incógnita sobre el futuro de un buque construido en el 2011, con doble casco de acero, y que actualmente no figura en los localizadores de tránsito. De hecho, su última posición como navío autónomo es de hace 260 días, esto es, antes de su partida hacia el mar de Mármara, en la puerta de Asia.