«Me cuesta decir 'wedding-planner'»

M. Aneiros / A.U. FERROL / LA VOZ

ARES

JOSE PARDO

Organiza celebraciones personalizadas en espacios con encanto en Narón y Ares

20 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«En verano la gente tiene más ganas de celebrar», afirma Belén Martínez. Esta emprendedora cambió su profesión de publicista para sumergirse en el mundo de la planificación de eventos y en estas fechas, al igual que hoteles y chiringuitos vive su temporada alta.

En 2014, una circunstancia familiar que la impedía acudir con su hijo a lugares demasiado masificados, la llevó a organizar ella misma una fiesta para celebrar el primer cumpleaños del pequeño. «Yo me considero una mujer que me estoy reinventando cada día y lo que empezó como una celebración familiar acabó por evolucionar en lo que ahora es mi negocio», explica así Martínez el inicio de su modelo de negocio, consciente de que parece salido de una película norteamericana. «Cuando me preguntan qué soy me cuesta decir wedding-planner», asegura la empresaria que prefiere definirse como una «organizadora de eventos».

Entre sus trabajos hay bautizos, comuniones, cumpleaños y fiestas de empresa, aunque «las bodas son un sector que está ganando mucho terreno». «Los novios ya no quieren fiestas de 200 o 300 personas, la gente quiere lo que se conoce como slow-events», indica Martínez, que se siente muy cómoda planificando este tipo de celebraciones con un ambiente íntimo, tranquilo y completamente personalizado, ya que son creados «desde cero» de acuerdo con los gustos y necesidades de los clientes.

Tras cuatro años en el negocio, Belén Martínez ha diseñado fiestas y bodas de todo tipo. «Tuve unos novios que tenían la ilusión de viajar a África e hice girar su boda en torno a ello», recuerda la empresaria que cree que la clave está en «saber como son y cuales son sus gustos y profesiones», ya que «ellos vienen con una idea» y su labor es «reinterpretarla».

«Yo me encargo de todo, es un producto llave en mano». afirma Belén Martínez cuyo servicio va «desde buscar el espacio, en el caso de que no lo tengan, hasta la última copa que se bebe en el bar». Sin embargo, en función de la magnitud del evento Martínez colabora con otras empresas como Occidente Diseño y Comunicación, con las que trabaja de forma conjunta para que el resultado sea el mejor posible para el cliente. «Servicios como el cátering o el montaje de carpas lo llevo a través de subcontratas pero los novios no se tienen que preocupar de nada», informa.

«Yo ofrezco espacios», indica Martínez. El primero de ellos fue La Casa de la Tía Julita, un encantadora casa situada en Piñeiros (Narón), en la que ha organizado una gran cantidad de eventos, aunque «cada uno es diferente al anterior». Sin embargo, también ofrece sus servicios de planificación para celebraciones en casas particulares, fincas o incluso en pazos a los que, aunque «son instalaciones un poco obsoletas», consigue dar un toque personal a base de decoración, pues cree firmemente que cada evento debe ser único e irrepetible.

«Los novios cada vez busca lugares mas especiales en los que casarse», lo que, sumado a su «afán por reinventarse», llevó a la empresaria a iniciar a principios de 2017 un proyecto de house-sitting. Nació entonces El Loft de la Tía Julita, un espacio con una decoración «singular y novedosa» con vistas a la ría de Ares situado dentro de la finca donde ella misma vive y que ofrece tanto como alojamiento como para la organización de pequeños eventos. «Es una forma de compartir mi casa y ofrecer el sitio único que tanto buscan».

El éxito de El Loft de la Tía Julita la ha llevado a sumergirse en la reforma de un segundo espacio dentro de esa misma finca que a partir del próximo otoño estará disponible para la celebración de cualquier tipo de slow-event. Este nuevo proyecto lo presentará en octubre en el Expobec Salón Nupcial.