La Alianza Aresana a través de los tiempos

Miguel Bendamio Montero

ARES

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No sería fácil para mí dar cima a este artículo loando con acierto la labor realizada por esta institución, a través de sus 17 años de existencia, si no me creyera obligado con mi propia conciencia, para cantar en prosa vibrante, los éxitos maravillosos de su actuación en la vida escolar y cultural de su pueblo. Nació la Alianza Aresana de Instrucción al conjuro humilde de algunos hombres de buena voluntad, que respondiendo a impulsos de sus corazones, emprendieron la jornada con fe, sobre lo que debía haber sido un camino sembrado de flores, atendiendo al bien que reportaría a las clases pobres y desvalidas, que faltas de instrucción, por carencia de medios, gemían dolorosamente en la más crasa ignorancia. Con escudo tan noble por lema, organizaron y nombraron al cuerpo directivo de la institución, con todas las facultades, para abrirse paso por entre los oligarcas que en ocasiones se opusieron sin motivo a toda idea de regeneración cultural y social del pueblo.

Pero la decisión inquebrantable de este vigoroso organismo, apoyado por la mayoría, logró un éxito, estableciendo su primer colegio gratuito para varones en 1905, creando antes por medio de activa propaganda un estado de conciencia muy favorable al estudio (...). Fue desde entonces cuando mi alma se siente anhelante y satisfecha ante la visión del triunfo, que sin raído ni ostentación, viene alcanzando la gloriosa escuela de la Alianza, que sus esclarecidos fundadores y sostenedores ofrendaron al pueblo como templo de redención y progreso. Y, cuán necesario fue que surgiera a la vida activa de la enseñanza un instituto de base tan formidable y amplia, moldeado y fundido en los más sanos principios de la democracia, para que dando ejemplo de grandeza, virtud y fe en sus propios destinos, iluminase en medio de las tinieblas que antaño perduraban, el camino fecundo de la escuela, que más tarde emprenderían 200 asociaciones hermanas, que ya venturosas rinden a sus convecinos en toda Galicia, la más bella jornada por su instrucción y cultura. Quizás bastase esta abnegada labor de la Alianza para sentirse satisfecha de su tradición y su historia, que yo evoco embriagado por la pasión que me inunda, al reseñar su carrera, como progenitora de tantas otras que enaltecidas cumplen su programa de amor a la enseñanza.

No debo detenerme solo a admirar su gigantesca obra del pasado, no; quiero pensar en el presente y escrutar el futuro, que me imagino despejado de toda sombra, si confío en parte de un pueblo emigrado, que centuplicando sus energías y su amor al terruño, se dispone muy en breve a inaugurar otra aula construida ad hoc para dedicarla a la instrucción de las niñas, tan necesitada, como coronamiento a una obra, cuya aspiración databa de cerca de cuatro lustros. Pero no basta, hay por hacer mucho para completar los infinitos detalles que faltan a este monumento levantado en solar propio, como única esperanza en el resurgir de la raza, que, fuerte e instruida, vele por la salud de la patria. Yo confío que, generosamente, se sumarán todos los aresanos a este movimiento cultural, contribuyendo con sus recursos, para dar cima, cuanto antes, al majestuoso edificio, debido a la acción popular, para legarlo a la posteridad como el más valioso patrimonio de la generación presente.

Artículo publicado en 1920 por Miguel Bendamio Montero, fundador y primer presidente de la Alianza Aresana de Instrucción, creada hace hoy, 20 de marzo, 113 años.