El alquiler de películas, un negocio en peligro de extinción

ARES

Las descargas ilegales de filmes y las nuevas tecnologías han restado clientela a las tradicionales tiendas de cintas de vídeo

12 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La comarca llegó a tener hace más de diez años una veintena de videoclubes, a los que acudían los vecinos para alquilar los últimos estrenos cinematográficos, los filmes clásicos o las cintas de Disney. Primero en Beta, luego en VHS, más tarde en DVD y ahora en Blu-Ray. Sin embargo, en la actualidad, el número de negocios de este tipo en la comarca se pueden contar con los dedos de una mano. La clientela no es ni sombra de lo que fue, y sobreviven a base de un público fiel y de añadir otros servicios, como máquinas de Vending, negocios 24 horas, o haciendo fotos de carné. Son conscientes de que las nuevas tecnologías les han golpeado duro y piensan que la lucha contra la piratería de películas no es suficiente.

Yolanda de Santiago Cabodevila es la propietaria del único videoclub que sobrevive en Narón. Está ubicado en el barrio de A Gándara. Hace ocho años, ella era empleada del negocio, y la dueña del mismo le ofreció la posibilidad de que tomase las riendas y se animó: «Desde ese momento y hasta ahora se ha notado mucho la bajada, pero vamos sobreviviendo». Afirma que tiene una clientela muy fiel, y variada en cuanto a la franja de edad. Incluso, a su videoclub acuden jóvenes, pese a que son los que más metidos están en las nuevas tecnologías. «Tenemos un poco de todo, desde gente que no se quiere gastar el dinero en ir al cine, y prefiere ver la peli en casa, hasta padres que vienen a buscar cintas infantiles», destaca Yolanda.

En los últimos ocho años, los precios de alquiler de películas los ha mantenido igual, «no podemos subir porque si no la gente no viene». Cree que los esfuerzos para luchar contra la piratería deberían ser mayores, «por ejemplo las películas españolas es muy difícil descargártelas ilegalmente». La naronesa siempre intenta tener los últimos estrenos en su negocio para captar la atención del público.

Margot Uria Cobas es la dueña del único videoclub que tiene Ares, un negocio que lleva en pie 29 años. «Ahora casi no hay clientela», explica. No les ha quedado más remedio que reinventarse: «Hacemos fotos de carné, enmarcamos....». Lo que sí han notado es que, una vez que se ha producido el gran desplome de clientes, «ahora la cosa se ha estabilizado». Aún así, Margot aclara que «lo mantenemos un poco por morriña y porque nos da para cubrir los gastos». Intenta siempre ofrecer los últimos estrenos «pero si antes cogías cuatro copias pues ahora con una ya es suficiente».

Álex, vecino de la localidad aresana, es uno de los pocos que sigue acudiendo al videoclub: «No soy de bajarme películas, y de vez en cuando me gusta ir al videoclub a ver lo que hay».

Otro ferrolano, Manuel, aunque no es asiduo de este tipo de negocios, decidió el pasado fin de semana acudir a uno de ellos para alquilar la película Frozen para su hija. «La mayoría o habían cerrado o se habían convertido en un 24 horas, al final pude encontrar uno abierto y la pude alquilar». Encontró la cinta en el videoclub de la calle Río Castro, uno de los pocos que sigue en activo en la urbe naval.