Jóvenes e «influencers» que apuestan por el rural: «Despierta mucho interés»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL

Paula Serras y su novio Álex Rodríguez han apostado por mudarse de la ciudad a una aldea de menos de cien habitantes en la comarca de Ordes.
Paula Serras y su novio Álex Rodríguez han apostado por mudarse de la ciudad a una aldea de menos de cien habitantes en la comarca de Ordes. CEDIDA

La mudanza de @carmelo.cotton y las vacas de Lucía Casal suman miles de fans

30 jun 2025 . Actualizado a las 12:09 h.

«Bienvenida al día 1 de reformando una casa de casi cien años en un pueblo de menos de cien habitantes. Somos Paula y Álex, y después de siete años juntos y muchas mudanzas hemos decidido cambiar la ciudad por un pueblo remoto de Galicia». Así presenta en redes sociales su aventura de mudanza la joven pareja integrada por Paula Serras y su novio Álex Rodríguez. Lo que no se imaginaba es que esta nueva serie de vídeos se volvería, en cuestión de días, en todo un fenómeno en las redes sociales con más de un millón de visitas. «Está teniendo súper buena acogida. A la gente le encantan estos vídeos», comenta emocionada. Paula, @carmelo.cotton en Instagram, cuenta con una legión de 225.000 seguidores. En un momento en el que el consumismo reina en las redes sociales entre los más jóvenes, en la provincia coruñesa emergen ejemplos de quienes apuestan por el rural, la comunidad, el medio ambiente y reciclar. Paula es un ejemplo más de la oleada de jóvenes influencers de la provincia que cambian la ciudad por el rural.

«Cuando fue el apagón nos dio un clic. Nos sentimos un poco atrapados en el piso y nos dimos cuenta de que no conocíamos a nuestros vecinos. Nos recordó a esos tiempos de la pandemia en los que envidiabas a la gente en su jardín. Habíamos comprado un piso en Betanzos, pero, una vez nos pusimos realmente a pensar en la oportunidad de mudarnos a esta casa de mis abuelos en la aldea, no lo vimos tan descabellado», explica. Ya han empezado los trabajos para adecuar esta casa centenaria ubicada en la comarca de Ordes, un proceso que va mostrando en sus redes sociales. «Empecé en 2019 haciendo upcycling de ropa. Generó muchísimo interés, tanto que creé mi propia marca, Carmelo Cotton. Hasta el año pasado que, con 25 años, decidí cerrar la marca, pero seguí creando contenido», explica. Ahora gestiona otra firma, Alani, con su madre. Lo mejor, destaca, es el feedback con gente joven.

«Nos escriben mucho diciéndonos que les inspira que nos vayamos al pueblo. La gente está acostumbrada a ver a los influencers en la ciudad. No es lo común en la aldea», defiende. Y también la alegría que ha despertado su mudanza en el propio pueblo. «En una aldea de cien habitantes no hay movimiento, todo el mundo se conoce. La media de edad de la gente que vive es de 70 años», comenta. Para poder mudarse, una pareja joven defiende las comunicaciones viales y de internet. «Nosotros contratamos satélite porque allí no llega la fibra ni nada», explica.

Lucía Casal, la «ganadera de TikTok», con Blas, un ternero recién nacido en su granja de Melide.
Lucía Casal, la «ganadera de TikTok», con Blas, un ternero recién nacido en su granja de Melide. Ismael Vigo

Desde Melide exhibe cada día su trabajo la joven ganadera Lucía Casal (@luciiaacasal), de 22 años, más conocida como la «ganadera de TikTok». «No hay cosa que me guste más que levantarme por la mañana, abrir las ventanas de mi habitación y ver las vacas», valora agradecida. Ella supo desde niña que su pasión eran los animales. «Mis abuelos ya eran ganaderos, mi padre también, y mi madre tiene una tienda de ropa, así que, por así decirlo, ya nací en la granja. Desde pequeña me gustaba estar con las vacas», reconoce. Se formó en un ciclo de ganadería. «Me marché dos meses de Erasmus a Irlanda y ahí me di cuenta de que yo realmente me quería dedicar a esto», recuerda.

El año pasado creó una sociedad con su padre y la ganadería. Su trabajo y su vida entre vacas no ha parado de ganar adeptos en sus perfiles de TikTok e Instagram. «En 2023 recibí el premio del Instituto Nacional de Juventud. Salí en televisión, periódicos... y fue el bum de seguidores. Ahora tengo 24.000 en Instagram y 23.000 en TikTok. Las redes sociales necesitan cada vez más tiempo, una hora al día no te la saca nadie. Pero mi trabajo es la granja. Con ella quiero defender el medio rural», explica.

Lo mejor, destaca, es poder mostrar esta opción de vida a más gente joven. «Muchísima gente me habla porque no sabe qué estudiar, le gusta el mundo rural, pero a su familia no le convence. También gente que tiene su trabajo pero le da pena que muera esto de sus abuelos», cuenta como ejemplos. Pero no todo es trabajar y cuidar a sus vacas —treinta vacas, quince terneros—. «Yo por redes muestro que soy joven y disfruto la vida al máximo. No me impide salir de fiesta, irme a tomar algo con mis amigos... Somos jóvenes, nuestros propios jefes y no estamos encerrados en casa», defiende. Sus proyectos de futuro pasan por ampliar espacio tanto en la zona como con una nueva finca para crear un destete de terneros.

Sandra Martínez dejó su trabajo en el bufete de abogados por poner en marcha su propia granja en San Sadurniño, junto a su pareja, Jose Piñeiro.
Sandra Martínez dejó su trabajo en el bufete de abogados por poner en marcha su propia granja en San Sadurniño, junto a su pareja, Jose Piñeiro.

Sandra cambió la abogacía por la granja: «Desde el instituto queríamos esto»

Ya van camino de su segundo año desde que Sandra Martínez decidió dejar el bufete de abogados por poner en marcha su propia granja en San Sadurniño, que también exhibirá online. Y la decisión fue todo un éxito. «Esto ha pegado un avance de la leche, estamos súper contentos», explica. Un proyecto en el que se embarcó con su pareja, Jose Piñeiro. Y su historia va camino de aglutinar 35.000 seguidores en Instagram.

Su gran meta es poner en marcha su propia granja escuela. «Estamos con la labor escondida de trabajo previo, nuestra previsión es sacarla en el 2026». Y, de forma paralela, llevan a cabo una repoblación de la zona con una plantación de árboles autóctonos. «Ya cortamos la primera hectárea de eucaliptos y estamos con el resto del terreno para convertirlo en pradera y luego en bosque autóctono», explica.

La gran novedad de este año será la restauración de la casa. En el 2020 se mudaron a una casa al lado de donde se encuentran, la antigua vivienda de los abuelos de Jose, recuerda. «Surgió la oportunidad de comprar esta vivienda, era la que nos gustaba cuando íbamos al instituto», recuerda. Y van a empezar ahora a mostrar en sus redes sociales la reforma. De momento, los trabajos están consistiendo en la reconstrucción del tejado. «Queremos hacer restauración de muebles porque hay muchos antiguos que queremos recuperar para tenerlos en la casa como parte de su historia», explica. A Sandra le encanta el interés que despiertan entre la gente joven. «Mucho más de lo que yo me pensaba. Se interesa por lo que vamos enseñando y hacen cambios con lo que mostramos», destaca.