La editorial Hércules de Ediciones, que dirige Laura Rodríguez Herrera, acaba de sacar a la luz un precioso libro de Carlos López (texto) y Siro (ilustraciones). Una obra que dirige su mirada —una mirada deliciosa, repleta de humor— al hijo de Júpiter (Zeus, en el Olimpo griego) y Alcmena, a quien también se dio en llamar Heracles. Se trata de Los doce trabajos de Hércules, una obra que ofrece una nueva visión del ser, legendario donde los haya, que da nombre al más famoso de los faros del mundo. Se trata de un libro, como el propio Carlos López apunta, «pensado para todos». Cosa que siempre es de agradecer, porque es bueno, y desde luego muy bonito, que la gran literatura —y, dentro de ella, de manera muy especial, los mitos que han servido de reflejo a los cimientos de nuestra cultura- vuelva a habitar los libros, también, a través de textos que pueden resultar tan accesibles a los niños como a los mayores.
En este libro nuevo, que va relatando los doce trabajos del héroe, uno se encuentra con el león de Nemea, con la hidra de Lerna, con la cierva de Cerinea, con el jabalí de Erimanto, con el toro de Creta y, por citar otro ejemplo más, con las yeguas de Diomedes. Y se encuentra también, claro está, con Gerión, sobre cuya tumba mandó alzar Hércules la coruñesa torre que tan bien se ve iluminar el Atlántico, si la noche está despejada, desde la Tierra de Escandoi.
(Cuando uno era niño, uno de esos niños de los que descendemos todos, miraba esa torre, allá en la lejanía, desde lo más alto del lugar de Pedre; y, aunque no me crean, el corazón se le iluminaba).