Lucía Barcia, ex paciente de cáncer de mama: «La primera mamografía que me hice a los 50 años me salvó la vida»
FERROL
A finales de los 90, esta psicóloga de la AECC recorría las parroquias para animar a las mujeres a participar en el cribado para detectar la dolencia, sin sospechar que años más tarde esa prueba sería vital para ella misma
08 dic 2023 . Actualizado a las 12:47 h.Lucía Barcia, psicóloga de la Asociación Española contra el Cáncer en Ferrol desde hace casi tres décadas, recuerda muy bien los primeros años del cribado de cáncer de mama en Galicia, cuando la adherencia al programa era mucho más baja que la actual y la supervivencia no alcanzaba cotas tan altas porque muchos tumores no se cogían a tiempo. Por aquel entonces, ella y la ya fallecida Isabel Caamaño —que durante años presidió la AECC en la urbe naval— recorrían sin descanso aldeas y parroquias para dar a conocer el programa y convencer a las mujeres de la importancia de acudir a las citas para hacerse las mamografías. «¡Quién me iba a decir lo importante que sería para mi esa prueba años más tarde!», comenta ahora Lucía, quien hace ya un lustro superó un cáncer de mama que le detectaron tras someterse por primera vez al cribado instaurado por la Consellería de Sanidade en 1992.
«Yo había ido a la prueba muy tranquila, porque no tengo antecedentes familiares y no me notaba ningún bulto ni tenía ningún síntoma, pero a los pocos días me llamaron para decirme que tenía que hacerme una biopsia. Ahora puedo decir que tuve muchísima suerte, porque la primera mamografía que me hice con 50 años me salvó la vida. El cáncer de mama que yo tenía estaba muy escondido, porque estaba localizado dentro de los conductos mamarios. Y si no fuese por esa mamografía, yo ni me habría enterado y probablemente lo habrían detectado en un estadio mucho más avanzado», explica Lucía.
Gracias a aquel diagnóstico temprano, la psicóloga de la AECC no tuvo que someterse a quimioterapia y los médicos dieron carpetazo a su cáncer con una cirugía conservadora (tan solo le extirparon una pequeña parte del seno), quince sesiones de radioterapia y un tratamiento hormonal de cinco años que ya ha finalizado.
«Esto último fue lo peor. El insomnio y el aumento de peso aún lo fui llevando, pero, al principio, la terapia hormonal me provocó una montaña rusa emocional tremenda, con falta de concentración, hipersensibilidad... Muchas pacientes me habían contado que con ese tratamiento era como si fuesen otras personas, que no se reconocían a sí mismas. Y entonces las comprendí muy bien, porque yo, que soy una persona bastante decidida, de repente me volví muy indecisa e insegura», rememora.
Lucía reconoce que su trabajo le ayudó a encarar la enfermedad. «Digamos que ya llevaba muchas cosas trabajadas. Al haber tenido tanto contacto con pacientes de cáncer, te planteas la vida de otra manera. Aprendes a vivir día a día y a pensar en la posibilidad de tu propia muerte, que es algo sobre lo que la mayoría de la gente no suele reflexionar», comenta.
Pero, por muy preparada que estuviese tanto por su profesión de psicológica como por su trayectoria en la AECC, Lucía reconoce que sintió «miedo». «Es que si no lo sientes, o eres una inconsciente o no tienes la cabeza bien amueblada», apostilla.
Echando la vista atrás, Lucía celebra que aquellas maratonianas jornadas junto a Isabel Caamaño diesen sus frutos. Tras años de campañas como aquella y otras muchas impulsadas desde la administración, la participación en los cribados de cáncer mama aumentó de forma significativa. «Cada vez se diagnostica antes, y eso, unido al avance de los tratamientos, ha hecho que la tasa de supervivencia sea ahora muy alta», recalca. Sin embargo, sigue habiendo un porcentaje de mujeres que no acude a las citas para hacerse las mamografías. «Muchas dicen que no van porque piensan que les va a doler o por miedo, pero el miedo no salva vidas, solo empeora la situación», advierte Lucía. Ella no tuvo miedo. Y gracias a eso sigue viva.
La campaña pega un estirón y en el área llega ya a 36.400 mujeres de 50 a 74 años
Desde el pasado mes de septiembre, las mujeres de 70 a 74 años también están llamadas a participar en el cribado de cáncer de mama de la Xunta. Antes la campaña estaba dirigida solo a las de entre 50 y 69. Y con la incorporación de la nueva franja de edad, el cribado ha pegado un estirón y ya alcanza a unas 36.000 mujeres del área sanitaria de Ferrol (frente a las 29.117 que conformaban la población diana en el 2022).
Según apuntan desde la Consellería de Sanidade, la demarcación sanitaria ferrolana dispone de un mamógrafo en el Hospital Naval, «con dedicación completa al cribado» y donde la actividad se ha desdoblado en jornadas de mañana y tarde.
A lo largo de la historia del programa, se han enviado 219.506 invitaciones para participar en el cribado y se han realizado más de 108.000 exploraciones, lo que supone una participación media del 82,1%. En el 2022, el último año del que se tienen datos cerrados, la participación incluso fue más alta, del 83 %, ya que se enviaron 11.643 invitaciones y se llevaron a cabo 9.665 exploraciones.
En cuanto a la detección de casos gracias al cribado, en el 2021 (el último año del que se tienen datos cerrados) salieron a la luz 54 casos en el área de Ferrol. De los cánceres detectados, casi el 70 % se encontraban en estadio 0/1 y el 74,5 % no tenían ganglios afectados en el momento del diagnóstico, lo que pone de manifiesto la importancia del cribado para el diagnóstico precoz de los tumores.