Amador Pedreiro, socio del Racing durante más de setenta años: «Cuando me muera quiero que me entierren con el carné del Racing»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL

Amador en casa con carnés del Racing
Amador en casa con carnés del Racing CESAR TOIMIL

Amador y Teresa Álvarez Meis, una de las primeras racinguistas cuando apenas había mujeres siguiendo el fútbol, se emocionan con la posibilidad del ascenso

22 may 2023 . Actualizado a las 18:25 h.

El trascendental partido del Racing ante el Celta B será un día muy emotivo para Amador Pedreiro (Ferrol, 1937). Racinguista hasta la médula, la enfermedad y fallecimiento de su mujer hicieron que lleve dos años sin pasar por A Malata. Pero, «este sábado seguro que voy a ir al estadio», le dice ya a su familia.

Amador recuerda ir desde bien niño a ver los partidos en el Manuel Rivera. «De cativiño íbamos al montón, una montaña de tierra que había en la zona de Tribuna, para ver desde ahí los partidos», comenta. Con 14 años entró a trabajar en la antigua Bazán, se hizo socio y así siguió hasta la fecha. ¿Los mejores momentos de setenta años del Racing? Destaca con especial cariño un partido contra el Valladolid en Segunda. «Fue el partido que más me impresionó del Racing. Jugaba como portero Franklin, ¡cómo era!», recuerda. También subirse a las torretas eléctricas para ver al Racing en A Coruña en los derbis contra el Dépor. Tiene una espinita clavada con el Celta. «Nos robó a dos jugadores muy buenos que nos tenía cedidos, Tucho de la Torre y Narciso Escobar», recuerda. Y advierte de los riesgos que traen los vigueses. «Como tengan una tarde buena son muy peligrosos», valora.

Aunque lleve un tiempo sin poder ir al estadio, Amador no se pierde un partido. Cuando hay una comida familiar, sus allegados ya saben que Amador se ausentará cuando empiece el Racing. «Yo no dejo el Racing por nada del mundo. Cuando muera, ¡que me entierren con el carné!», reclama. Bromea que también le gustaría que sus cenizas estuviesen en A Malata. «Siempre se lo decía a mi mujer», comenta.

La alegra ver a tanta gente joven que suma al club. «Hay que tener savia nueva, para todo», valora. ¿Cuál es su mayor sueño? «Daría algo por ver un año al Racing en Primera», desea.

Teresa con su hermana Fini
Teresa con su hermana Fini

Teresa Álvarez Meis: «Hace 70 años casi no había chicas viendo fútbol»

Teresa Álvarez Meis (Ferrol, 1941) recuerda ir de adolescente con su padre a ver al Racing. «Era de Pontevedra, pero su Racing lo llevaba en alma. No se perdía un partido», comenta. Le metió en vena esa pasión verde que ya no se marchitó nunca. Comenta que cuando tenía unos doce años iba con los amigos al palco de las ánimas a ver los partidos. «Por detrás del campo había un montículo de tierra, y desde ahí veíamos los encuentros», recuerda. Y se convirtió así en una de las primeras mujeres aficionadas al Racing. «De aquella, hace setenta años, no había casi chicas viendo al Racing», comenta. Por eso ve encantada la nueva hornada de aficionados. «Ves tanta gente viendo los partidos, tanta gente joven... que es emocionante», reconoce.

Su vida le llevó a irse de Ferrol. Curiosamente se casó con un deportivista y lleva tres décadas viviendo en Arteixo. Pero nunca, nunca, nunca ha dejado de seguir a su Racing. No solo eso, sino que ha logrado que su familia, los Meis, sigan su estela. «Mis hermanos —Fini, Beli y Tito—, mis nietos... Todos del Racing. Menos mi marido... Pero yo creo que después con el tiempo, éramos tantos racinguistas, que le daba igual», bromea. Con 81 años Teresa lleva más de setenta años viendo al equipo y viajando para acompañarlo, como, por ejemplo, a Salamanca.

En su retina hay dos momentos grabados. «El año pasado, Balaídos parecía Ferrol. Fue un clamor. Y también el último ascenso a Segunda en A Malata», destaca. La posibilidad de volver a la categoría de plata la encomienda a las vírgenes de Lourdes, Fátima y Chamorro. «Yo creo que vamos a tener suerte», augura.