Las mareas vivas destapan el bosque fósil de la playa aresana de Seselle, datado hace 10.000 años

FERROL

Las mareas vivas del equinoccio de primavera sacaron a la luz los troncos petrificados
Las mareas vivas del equinoccio de primavera sacaron a la luz los troncos petrificados cedida

En los últimos días la bajamar ha permitido que afloren los troncos petrificados

28 mar 2023 . Actualizado a las 18:05 h.

Son muchos los que han oído hablar del bosque fósil de la playa de Ponzos, en Ferrol, pero no son tantos, en cambio, los que conocen la  existencia de un tesoro similar en la playa de Seselle, en Ares. Estos últimos días, las mareas vivas los han sacado a la luz, ofreciendo un estampa que no se volverá a repetir hasta el próximo equinoccio de otoño. 

Según explica Celsa Formoso, catedrática de Biología y Geología de instituto jubilada, este bosque está estudiado desde el año 1993 por Santos-Fidalgo y Vidal Romaní y se conoce como el Lagoon de Seselle. ¿Cómo se formó? La profesora apunta que se trata de un bosque de ribera que existió hace unos 10.000 años y quedó fosilizado por el avance del nivel del agua del mar hace unos unos 4.000 años. 

Estos restos de árboles petrificados constituyen el testigo inequívoco de un tiempo en el que el nivel del mar se encontraba por debajo del actual y la línea de costa se encontraba mucho más alejada. «Al comenzar el Interglacial actual, hace unos 10.000 años, el clima templado y húmedo permitió que en el borde litoral se formaran abundantes bosques y los ríos desembocaban más lejos», detalla Celsa Formoso. 

Pero, con el paso del tiempo, el deshielo hizo que las dunas avanzasen hacia el continente y cerrasen la salida de las aguas de ese deshielo, lo que provocó que el bosque quedase inundado, transformándose en una laguna de agua dulce. «Y luego, al seguir avanzado el mar, el agua salada alcanzó las raíces de los árboles, que comenzaron a pudrirse, y más tarde quedaron sepultados bajo la arena por el avance de las dunas», añade Formoso. Así, al quedar enterrados, «los restos de vegetales con abundantes fangos, sin contacto con el aire, se transformaron en turba, dando lugar al bosque fósil que se encuentra bajo el mar en la zona intermareal». 

La profesora señala que la erosión realizada por las mareas y temporales, junto con las especies colonizadoras que viven sobre los restos, están contribuyendo a su desaparición, pero apunta que «en Ares podría repetirse esta historia en el humedal conocido como O Ameneiral, siempre que siga avanzando el nivel del agua del mar y no se modifique el medio de forma artificial».