Fin del plazo para las familias de Piñeiros al borde del desahucio: «Tuvimos que aguantar que nos llamasen okupas en cualquier cafetería»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera NARÓN / LA VOZ

FERROL

Pablo y Robin frente a los pisos de Narón que alquilaron sin saber que pertenecían a la Sareb.
Pablo y Robin frente a los pisos de Narón que alquilaron sin saber que pertenecían a la Sareb. CÉSAR TOIMIL

Víctimas de alquileres fraudulentos debían abandonar este martes los pisos que tenían alquilados, pero algunos de ellos no han encontrado todavía otra alternativa de vivienda

31 ene 2023 . Actualizado a las 23:23 h.

El 31 de enero llevaba tiempo siendo una fecha marcada en rojo en el calendario de las quince familias de Piñeiros en riesgo de desahucio. Tras más de un año de lucha después de que tuvieron constancia de que habían sido víctimas de alquileres fraudulentos, a través de varias sociedades fantasma, los inquilinos de los bloques 5 y 7 de la plaza del Asilo, en Narón, tenían que tomar una determinación sobre su futuro y trasladar su decisión a la Sareb, legítima propietaria de los inmuebles.

De las quince familias que, en noviembre de 2021, recibieron la notificación judicial de desalojo, los integrantes de siete hogares permanecían a la espera de llegar a un acuerdo con la propiedad de la vivienda para poder permanecer en los pisos en los que habían llegado a construir un hogar. 

Los inquilinos, que continuaron abonando sus alquileres a través del juzgado de Ferrol durante todo el proceso señalaron, tras conocer la oferta de la Sareb, que la cuota, que pasaba de 350 a 530 euros, estaba por encima del valor del mercado en Narón y desde la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria concedieron entonces una prórroga hasta este 31 de enero para que las familias tomasen una decisión definitiva.

Transcurrido el citado plazo, desde la Sareb apuntan que ya han regularizado un total de cinco alquileres y avanzan que hay dos unidades familiares interesadas en ejercer el derecho de compra «bajo las condiciones ofrecidas».

No obstante, personas como Pablo Melaski, uno de los arrendatarios afectados, señalaban ya a comienzos de enero que optaban por rehacer su vida en otro inmueble. Y es que el que ejerció como portavoz de las familias desde el inicio del proceso considera que aceptar las condiciones ofrecidas por la Sareb «hubiera sido traicionarme a mí mismo».

El propio Melaski acudía hoy a la que fue su casa durante los últimos años para recoger los últimos enseres e interesarse por la situación de sus vecinos. «Ha sido una lucha y hemos aguantado situaciones como estar en una cafetería y escuchar que nos llamaban okupas, cuando esto no ha sido así y hemos pagado el alquiler siempre. Aquí ha fallado el sistema. El Gobierno, con participación en la Sareb; la Xunta de Galicia, a través del Instituto Galego de Vivenda e Solo; y el Ayuntamiento y desgraciadamente vamos a seguir viendo situaciones como esta», subraya Melaski.

En este sentido, el vecino avanza que seguirá trabajando para tratar de ayudar en materia de vivienda e invita a las personas afectadas a comunicarse a través de las redes sociales. Los logros, a pesar del final amargo de su historia, no han sido pocos ya que, apunta, «conseguimos el apoyo de todo el tejido asociativo de Narón».

Ante este nueva etapa de su vida, Pablo reflexiona sobre el final que le hubiese gustado para este proceso. «Siempre imaginé que en el día de hoy habría muchísimas personas en la plaza apoyando, pero las circunstancias personales de cada uno han hecho que, al final, el grupo se haya ido disgregando y se tomen decisiones de manera más individualista. Es una pena», defiende. 

A la espera de alternativas

A pesar de que con esta fecha límite parecía ponerse fin a este capítulo de la vida de los vecinos de plaza del Asilo, Robin es uno de los afectados que todavía no ha podido definir su futuro en el medio plazo. «Estoy en el paro y me quedaré aquí hasta que me echen», subraya el inquilino que llegó a la vivienda en el mes de noviembre y que durante el proceso perdió su puesto de trabajo. «Vivo con mi mujer y mis dos hijos y hemos estado buscando alternativas, pero sin una nómina nos está siendo imposible encontrar otro piso para alquilar», determina. 

Robin señala que ha mantenido el contacto en todo momento con la Administración local con la finalidad de encontrar una alternativa de vivienda y evitar verse en la calle, pero que sus gestiones no han dado frutos por el momento. «Nos han explicado que hasta que no perdamos el piso no podemos tramitar la solicitud de una vivienda social. Yo estoy cobrando el paro, pero a las inmobiliarias esto no les vale y o aparece algún alma caritativa o no sé lo que va a pasar con nosotros. No duermes, lo pasas mal y parece que no le importas a nadie». 

En una situación semejante a la de Robin se encuentra otra vecina que prefiere preservar su anonimato. «Estamos muy cansados ya, llevamos un año y medio de no saber qué va a pasar con nosotros. Mi marido tiene una discapacidad del 33 % y necesitamos un piso con ascensor y con unas características concretas. Recorrimos todas las entidades bancarias y la compra no es una opción, así que realizamos una contraoferta de alquiler a la Sareb de 450 euros. No podemos subir más. Es todo lo que podemos pagar», concluye.