Un vecino de Fene reaparece con vida tras casi diez años de haber sido dado por muerto en Siria

FERROL

En la imagen, Diego Barcia, retratado este lunes en Fene
En la imagen, Diego Barcia, retratado este lunes en Fene César Toimil

Diego Barcia asegura que viajó al país en guerra para cubrir el conflicto armado como periodista, pero fue acusado de terrorismo y estuvo encarcelado entre marzo del 2013 y septiembre del 2022

10 feb 2023 . Actualizado a las 13:54 h.

En el año 2013 se le dio por muerto en Siria, pero a finales del pasado mes de septiembre reapareció en Fene para sorpresa de sus vecinos. Se llama Diego Barcia, tiene 46 años, y según él mismo afirma, esos más de nueve años transcurridos desde su desaparición hasta su liberación los pasó en la prisión de Far'Falastin, en Damasco (Siria), tras haber sido detenido en Alepo, adonde había llegado a través de la frontera con Turquía con la intención de «escribir sobre el conflicto y cubrirlo como periodista freelance». «Antes de llegar a Alepo había estado unos días en zona rebelde y las autoridades sirias me acusaron de terrorista», explica Diego, que el pasado mes de septiembre voló de Beirut a Madrid por mediación de la Embajada española en el Líbano y a quien la Audiencia Nacional, explica él mismo, investiga actualmente por aquellos hechos. Diego Barcia niega tales acusaciones y confía en que la Justicia española ratifique su inocencia.

Nacido en Uruguay pero criado en Fene desde los ocho años, cuenta que abandonó ese municipio de Ferrolterra en el 2012 y puso rumbo a Francia para trabajar en la vendimia, con el objetivo de «ganar algo de dinero y ver mundo». Según su relato, de allí viajó hasta Alemania porque quería conocer el «ambiente cultural» de Berlín, y tras cuatro meses malviviendo en la capital germana, regresó al país galo para intentar entrar en la Legión Francesa y ganarse el pan como militar. No lo consiguió y fue entonces cuando decidió viajar a Siria con la intención de cubrir el conflicto, ya que asegura que escribe «desde siempre» y ya en el pasado había colaborado con una publicación local. «Era algo que ya tenía decidido desde hace tiempo. Si no entraba en la Legión Francesa, me iba a Siria para intentar trabajar como reportero de guerra», rememora Diego, que de joven jugó como futbolista en los equipos base del Deportivo de A Coruña y antes de dejar Fene trabajó en Alcampo y en varias empresas de la zona.

Diego relata que consiguió llegar a Siria «colándose en trenes y haciendo autostop». Y asegura que tras pasar varios días en la zona rebelde, nada más llegar a Alepo el 7 de marzo del 2013 fue interceptado por la policía, que tras ver su documentación lo envió al calabozo. «En aquella época, los extranjeros debían entrar a Siria por el Líbano y en avión y yo lo había hecho por Turquía y a pie», explica. 

Diego afirma que no pudo ponerse en contacto con su familia ni con ninguna autoridad española tras su detención. «Por las circunstancias no tuve derecho a defenderme legalmente. Me interrogaron con los ojos cerrados y después firmé una declaración que no pude leer pero que firmé por mi integridad física», apunta. 

Por aquel entonces su familia desconocía que estaba en Siria. Según publicó La Voz en noviembre del 2013, el contacto se había perdido tras su estancia en Alemania, pero la familia achacaba ese silencio a la intención de Diego de enrolarse en la Legión Francesa y a la prohibición de que sus integrantes se comunicasen con el exterior durante el período de instrucción. Sin embargo, una noticia publicada en un blog holandés, en la que se daba por muerto a Diego en una acción de guerra en Siria en el bando opositor al régimen, encendió todas las alarmas y llevó a la familia a denunciar su desaparición ante la Guardia Civil. 

Traslado a Damasco

Tras su detención en Alepo, Diego cuenta que fue trasladado a esa prisión de Far'Falastin, en Damasco, donde permaneció hasta el año 2020. Fue enviado entonces a la cárcel de Adra, donde estuvo unos veinte días. Siempre según su relato, en esos días tuvo una «especie de juicio» en la que un magistrado cambió su consideración de «terrorista por la de periodista». «Otros presos me dijeron entonces que a todos los extranjeros nos iban a liberar, que nos daban la amnistía, pero luego vino el coronavirus, todo se paralizó y hasta el 2022 no pude contactar con la embajada española en Beirut, que fue la que medió para que yo pudiese volver a España el pasado 24 de septiembre», apunta Diego, quien explica que tras su breve estancia en Adra regresó a la cárcel militar de Far'Falastin. 

Al llegar a Madrid, la Policía Nacional lo interrogó y las autoridades le abrieron una causa por un delito de terrorismo en «calidad de investigado no detenido». Diego reconoce que tuvo contacto con los grupos rebeldes tras cruzar la frontera turca, pero niega que entrase a formar parte de ninguna organización terrorista. «¿Entré en Siria de forma ilegal? Sí. ¿Estuve en la zona rebelde? Sí. ¿Conviví con los rebeldes? Sí. ¿Participé en alguna acción terrorista con los rebeldes? No», responde con firmeza.  

Asegura que las condiciones en la cárcel fueron «muy duras», que no había «tiempo de recreo» con otros presos y que se pasaba solo en su celda «las 24 horas del día, siete días a la semana, 365 días al año». «Resistí porque me dediqué a hacer ejercicio, limpiaba, caminaba por la celda y reflexionaba y pensaba sobre muchas cosas, desde la naturaleza hasta el alma humana». Asegura que no fue torturado. Y dice que si consiguió no venirse abajo fue a base de «mucho trabajo corporal y mental».