La estación «fantasma» de Ferrol

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

FERROL

La totalidad de locales comerciales de la estación, en la imagen, se encuentran cerrados y en busca de inquilinos.
La totalidad de locales comerciales de la estación, en la imagen, se encuentran cerrados y en busca de inquilinos. JOSE PARDO

La investigación por la sustracción de microbuses pone de relieve las carencias de seguridad del recinto, que languidece sin servicio de cafetería ni comercios y con una única empresa operando en taquilla

09 dic 2022 . Actualizado a las 23:49 h.

La investigación policial abierta a raíz de la sustracción de tres microbuses en días consecutivos en la estación de autobuses de Ferrol y la identificación de un joven de 19 años como presunto responsable han abierto el debate sobre las medidas de seguridad existentes en la edificación, inaugurada en julio de 1988 ante las protestas de los vecinos del Ensanche por el tránsito de vehículos de grandes dimensiones. Más de tres décadas después, la demandada infraestructura languidece, con la totalidad de superficies comerciales cerradas y la planta superior, destinada a las oficinas de las operadoras del servicio de transporte, inoperativas.

El panorama durante el mediodía de este jueves ponía de manifiesto el escaso trasiego que se registra diariamente en la estación. El cierre del servicio de cafetería y la inoperatividad de las taquillas de despacho de billetes, al tratarse de una jornada festiva, reducían el público de la estación a un grupo de personas sin recursos que se resguardaban de la lluvia, sentados en la hilera de sillas del acceso principal.

«Aquí ya no hay nada, es igual que entrar en unas catacumbas. Nosotros, un grupo, venimos aquí a abrigarnos de la lluvia», relata uno de los escasos usuarios de las instalaciones. Una rutina que, según señala, es habitual en la estación. «Abren poco después de las 5.00 horas de la madrugada, menos los fines de semana que es un poco más tarde. Además de los conductores y mecánicos, solo están las limpiadoras y los responsables de una empresa de alquiler de coches», reseña. Además, este funcionamiento de las instalaciones pone el foco en el escaso lapso temporal en el que se encuentra abierta la taquilla del grupo Monbus, la única que se mantiene operativa en la estación ferrolana. «Están de ocho a doce y la gente lo que hace es comprar los billetes en el bus. Tampoco está ya la cafetería, que siempre da ambiente porque aquí somos mucho de bares», concluye mientras inspecciona una de las papeleras ubicadas en una de las dársenas de las instalaciones.

Cámaras de seguridad

Un total de cuatro cámaras de seguridad, acompañadas de sus correspondientes letreros identificativos de zona vídeo vigilada, son los únicos elementos disuasorios apreciables en el inmueble. Dos portalones con cierre y un acceso bloqueado por una barrera de seguridad, limitan la entrada y salida de vehículos del recinto de la estación. Unas medidas que resultaron insuficientes para evitar la salida de un joven, que carecía de permiso de conducir y logró sustraer hasta tres microbuses que se encontraban estacionados en el punto. Según fuentes autorizadas, los vehículo no presentaba signos de haber sido forzados y el arranque se produjo valiéndose de las llaves, sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de manipulación mecánica.

En este sentido, en el mediodía de ayer, al menos uno de los autobuses aparcados, permanecía abierto y sin vigilancia aparente.

Usuarios habituales del servicio llevan tiempo señalando las deficiencias asociadas a las citadas instalaciones, denunciando la imposibilidad de acceder a los aseos o de informarse sobre el servicio, entre otros aspectos.

Y es que del grupo de servicios que funcionaron desde la apertura solo queda una taquilla operativa, rodeada por un nutrido número de carteles de «Se alquila», que evidencian la decadencia de una «estación fantasma, un sitio muerto en vida», según aprecia un pasajero.

La plataforma de usuarios del transporte público analizará hoy la situación

Desde la plataforma de usuarios del transporte público, que llevan más de un año denunciando las deficiencias del servicio de autobús urbano e interurbano en la comarca, destacan que, en la tarde de este viernes, mantendrán un nuevo encuentro para analizar la falta de frecuencias, tras la cancelación de la movilización prevista para el día de hoy en la rotonda de Alcampo, con la finalidad de interrumpir el tráfico rodado y que no obtuvo los permisos pertinentes. Su portavoz, Teresa Vázquez, detalla que los robos de microbuses dejan patente la «dejadez y abandono del transporte público en la comarca».

«¿Quién puede pensar que se puede robar así un autobús, sin que nadie de seguridad salga y te lo impida?», añade Vázquez. «Las empresas pueden hacer lo que les venga en gana, cambiando horarios sin informar previamente, y ahora el ciudadano también puede hacer lo que considera», denuncia la portavoz de los usuarios del autobús en la comarca.

Inversiones necesarias

Además, la usuaria avanza que en la reunión, prevista para esta tarde, estudiarán nuevas acciones reivindicativas para reclamar mejoras en las comunicaciones.

«Llevamos así un año y medio y esto acaba quemando porque vemos que no hay respuesta de la Xunta con el autobús y tampoco del Gobierno central con las mejoras ferroviarias. Podríamos hablar también del proyecto de estación intermodal, que en Ferrol ni esperamos y que podría dinamizar de nuevo el comercio y la hostelería en la zona», reflexiona Vázquez, que censura que la inoperatividad de las taquillas dificultan el acceso al servicio de las personas de edad avanzada.