De ser los invisibles de las perreras de Ferrol a reinar en cálidos hogares de Europa

FERROL

Mar Vilariño lleva años haciendo que perros mayores que nadie adopta viajen a países como Inglaterra o Alemania
07 dic 2022 . Actualizado a las 13:09 h.Hay un perfil de perros por los que nadie pregunta ni en las perreras: casi siempre son canes mayores, mestizos o de gran tamaño, enfermos o que han sufrido un trauma que les deja mella. Precisamente por ello Mar Vilariño, que creó la protectora El hogar de Wilbur, se dedica en especial a ellos desde hace años. Y lo hace buscándoles hogares cálidos en el resto de Europa. Gracias a la red que ha ido tejiendo, más de 800 perros, la gran mayoría abuelos y enfermos, pasaron del frío canil a ser uno más en una verdadera familia.
Hay historias que bien podrían ser la trama de una película con final feliz. Es el caso de Hope: la adoptaron en el refugio de Mougá y con dos meses la tiraron como una pelota encima de un muro. Se quedó parapléjica, pero Mar le buscó primero una casa de acogida, la de Eva Luna, «que la cuidó estupendamente hasta que le encontraron una casa en Reino Unido», según explica. Su nueva familia fue, precisamente, la que la rebautizó como Hope, porque antes se llamaba Duna. Sus patas traseras siguen sin funcionar, pero tiene un carrito y da muchos paseos por la campiña inglesa. Mientras, los responsables de Mougá han logrado una sentencia contra la mujer que la maltrató.
Mar ya tiene otra remesa de canes que languidecían en una esquina de las jaulas: uno de ellos es un labrador, Larry, del que acaba de descubrir que tiene filaria, la enfermedad que infecta de gusanos el corazón y los pulmones. «Le vamos a dar el tratamiento que necesita, que es muy caro, y después le encontraremos una buena adopción», planea una mujer que tiene que cumplir unos estrictos controles para enviar a los perros al extranjero.
En cada país cuenta con una asociación aliada para cualquier imprevisto: «Solo en un par de casos hemos tenido que traer los perros de vuelta, porque no se adaptaban y no se podía buscar otra familia, nunca los dejamos en otro país, los traemos de vuelta y les buscamos una acogida aquí, no regresan en ningún caso a la perrera».

Esta activista contra el maltrato animal no tiene ayudas públicas y financia de su propio bolsillo la mayoría de las acciones para perros como René, uno de los invisibles de la perrera de Limiñón, en Abegondo, y que ahora vive feliz con su nueva dueña en Alemania. O William, que salió de las instalaciones de Mougá cuando tenía 15 años. «Era el mayor de todos los que hemos enviado y ahora vive en el sur de Inglaterra». Mar cuenta que en Alemania aprecian mucho los perros grandes y de presa que en Galicia nadie se atreve a adoptar de forma legal. Mientras que en Holanda y Finlandia tienen debilidad por los canes de gran tamaño que se encuentran olvidados en fincas y las perreras de la comarca. Sin embargo, es el Reino Unido el lugar donde más canes encuentran su ansiado paraíso.