«Acogimos al primer bebé en verano y en cuanto podamos repetiremos»

b. antón FERROL

FERROL

Alejandro Romero y Ana Rodríguez, con tres de sus hijos
Alejandro Romero y Ana Rodríguez, con tres de sus hijos KIKO DELGADO

El de Ana Rodríguez y Alejandro Romero es uno de los catorce hogares de la comarca incluidos en la red de Familias Acolledoras de Cruz Roja

08 nov 2022 . Actualizado a las 09:21 h.

Esta historia se empezó a escribir en el verano del 2021, cuando Ana Rodríguez y Alejandro Romero solicitaron participar en el programa de Familias Acolledoras de la Xunta, que gestiona Cruz Roja desde hace años y cuyo objetivo se centra en ofrecer un hogar a niños que se encuentran en situación de desamparo de forma temporal. La pareja vive en Fene y tiene cuatro hijos: Samuel, de 16 años; David, de 13; y los mellizos Pablo y Noemí, de 8. Y aunque su cuidado ya conlleva un enorme esfuerzo y dedicación, ambos sintieron la necesidad de aportar su «granito de arena a la sociedad» a través del programa de Cruz Roja. «No nos sobra el dinero, pero donde comen dos comen tres, y si en la medida de nuestras posibilidades podemos ayudar, ¿por qué no lo vamos a hacer?», reflexiona Ana.

Tras varias entrevistas de evaluación, el matrimonio obtuvo el certificado de idoneidad para participar en la iniciativa en enero del 2022. Y el pasado verano se estrenaron en el programa al abrir las puertas de su casa al primer menor que han tenido en acogida hasta hace poco: un bebé de pocos días de vida que fue dado en adopción y precisaba de un hogar durante seis semanas antes de ser entregado a su familia adoptiva.

«Cuando nos llamaron fue una alegría. Estábamos a punto de marcharnos de vacaciones, pero eso no supuso ningún problema, porque era un viaje por Galicia en coche, así que nos llevamos al bebé con nosotros», explica Ana, que actualmente estudia un ciclo de auxiliar de enfermería, mientras su marido trabaja como profesor de Religión evangélica en un colegio de A Coruña.

A la vuelta de las vacaciones, ya en casa, toda la familia se involucró en el cuidado del recién nacido, incluidos los hijos de la pareja, «porque esto es un proyecto familiar, en el que todos tenemos que estar de acuerdo», recalca Alejandro, mientras que Ana destaca que la experiencia también fue muy enriquecedora para los niños, «porque es una forma de que conozcan otra realidad diferente a la suya y aprendan a ser solidarios».

Volver a poner pañales

Ya casi lo habían olvidado, pero el matrimonio volvió a recordar lo que supone tener un bebé en casa: cambiar pañales, dar biberones y levantarse varias veces por las noches para calmarle los cólicos, «pero todo merece la pena», dice Ana convencida. Y como su marido, califica la experiencia como «muy gratificante», aunque con una parte algo «dolorosa» que desde el principio hay que asumir. «Cuando tienes a un niño en acogida lo quieres y cuidas como a uno más de la familia, pero también tienes que tener claro que es algo temporal y que lo vas a tener que dejar ir para que vuelva con su familia o se reúna con su familia adoptiva, como fue nuestro caso», apunta Ana.

Alejandro opina igual y asegura que «lo más duro de la experiencia es sin duda la separación, pero te tienes que mentalizar porque si no lo vas a pasar muy mal y emocionalmente te puede afectar». «Muchas personas nos dicen que estamos locos y que ellos no podrían hacerlo, pero no tanto por el esfuerzo que eso pueda suponer, sino por el cariño que se les coge a estos niños y la pena que les daría tener que despedirse de ellos», anota Ana a continuación.

En su caso, fue así. Una pena, sí. Pero también «un momento gratificante, porque sabes que ese bebé se va a reunir con una familia que lleva años esperando por él y va a estar bien. Y también porque piensas que mientras ese momento no llegaba, tú has servido de puente y has cumplido la misión de cuidar y dar amor a ese niño», valora Ana.

Tras esta primera experiencia, este matrimonio de Fene tiene claro que seguirá colaborando con el programa. «En verano acogimos al primer bebé y en cuanto podamos repetiremos», asegura Alejandro. De momento, la familia se ofrece a colaborar con acogidas de urgencia de niños de 0 a 3 años, pero no descartan abrir las puertas de su casa a niños de más edad en el futuro, cuando sus circunstancias personales se lo permitan.

El gran reto: encontrar casas para hermanos y adolescentes

Según la información facilitada por Cruz Roja, la provincia de A Coruña cuenta actualmente con un total de 150 familias acogedoras, de las cuales 14 residen en la comarca ferrolana. Y a lo largo de este año, han sido acogidos en la provincia un total de 134 menores, de los cuales 114 siguen en la misma situación (seis de ellos en la comarca).

A pesar de que la de A Coruña es la provincia que cuenta con más familias dispuestas a echar una mano, no todas se ajustan a los perfiles de los niños, de ahí la necesidad de ampliar lo más posible el banco de hogares del programa. Prueba de ello es que en estos momentos hay 17 menores a la espera de ser acogidos (nueve niñas y ocho niños), entre los cuales se encuentran varios grupos de hermanos y pequeños mayores de 8 años. En este sentido, desde Cruz Roja explican que uno de los grandes desafíos del programa consiste en encontrar a familias dispuestas a acoger grupos de hermanos, así como a preadolescentes y adolescentes y niños con algún tipo de discapacidad.

Desde Cruz Roja también recuerdan que el acogimiento familiar no se debe confundir con la adopción. Es decir, si lo que se busca es satisfacer expectativas de maternidad o paternidad es mejor que no se inscriban en el programa, ya que su fin no es ese, sino que las familias participantes ofrezcan cuidados y seguridad a un menor mientras se resuelve un problema puntual. «Yo creo que lo que más se valora es que se trate de una familia estable y que en todo momento tengas claro que pasado un tiempo deberás separarte del niño», apunta Ana Rodríguez.

Los interesados en participar en el programa pueden obtener más información en la web acomellentofamiliar.gal y en el teléfono gratuito 900 812 880.