«Tuvimos que abandonar El Salvador por las amenazas de las bandas juveniles»

FERROL

Meybel Tepata y Denys González, con su hijo, en una imagen tomada el pasado jueves en el comedor social
Meybel Tepata y Denys González, con su hijo, en una imagen tomada el pasado jueves en el comedor social B. ANTÓN

Meybel Tepata  y Denys González acuden con su hijo de diez años al comedor de la Cocina Económica de Ferrol

19 jul 2022 . Actualizado a las 09:56 h.

Entre las familias con niños a las que atiende la Cocina Económica de la calle Rubalcava se encuentra la formada por Meybel Tepata; su marido, Denys González; y su hijo Steven, de 10 años, que llegaron a Ferrol a mediados del pasado mes de mayo después de abandonar El Salvador, su país natal, y vivir dos años y medio en Bélgica. Según cuenta la pareja, en el año 2019 su país sufrió una terrible escalada de violencia a manos de las maras, lo que les llevó a tomar la decisión de emigrar. «Tuvimos que abandonar El Salvador por las amenazas de las bandas juveniles; nos extorsionaban y ya no nos sentíamos seguros allí», cuenta Denys.

En el 2020 pusieron rumbo a Bélgica y tras residir dos años y medio en Gante, donde la pareja trabajaba en una planta productora de tomates, la familia se vio obligada a volver a hacer las maletas. «Habíamos pedido la condición de refugiados por la violencia extrema de las maras, pero la rechazaron porque consideraron que eso no es una causa para solicitar asilo, y nos quedamos sin permiso de trabajo», expone Denys.

En la delegación belga de Cáritas les recomendaron probar suerte en España o Italia, por considerar que en estos países sería más fácil su integración, y por mediación de un amigo venezolano afincado en Ferrol, decidieron emigrar a la urbe naval.

Ahora sobreviven únicamente gracias a los ahorros de su trabajo en Bélgica, ya que de momento no perciben ninguna ayuda económica. «Agradecemos muchísimo los menús de la Comida Económica, porque los ahorros que tenemos apenas nos llegan para pagar los gastos del alquiler del pequeño ático en el que vivimos. Por eso ahora nuestra máxima prioridad es encontrar empleo», apunta Meybel, que en Bélgica también trabajó como limpiadora.